3 embajadas espectaculares en Palermo Chico – Revista Para Ti
El diseño del barrio Palermo Chico fue ideado por el arquitecto y paisajista Carlos Thays, quien quería convertirlo en un complejo urbano rompiendo con el rigor geométrico de la cuadrícula de tablero de ajedrez.
Estas casonas de exquisita arquitectura, dentro de un entorno de calles curvas e irregulares que recuerden a las ciudades jardín norteamericanas, componen uno de los circuitos más elegantes de Buenos Aires que merecen ser recorridos. Estas son las sedes diplomáticas más bonitas que encontramos.
Embajada de Uruguay – ex residencia de Carlos Mendes Gonçalves
En Av. Pres. Figueroa Alcorta 3300 encontramos la Residencia Oficial del Embajador del Uruguay en la República Argentina. Fue la casa del empresario yerbatero y coleccionista de arte portugués Carlos Mendes Gonçalves.
El inmueble es considerado un claro ejemplo de vivienda racionalista. Fue proyectado por el arquitecto húngaro Jorge Kalnay en 1937 que es autor, entre otras obras destacadas, del Luna Park, el Teatro Broadway, el edificio del diario Crítica y La Munich.
El estilo arquitectónico tiene que ver con la búsqueda de la funcionalidad de la casa adaptada a las particularidades del terreno y se inscribe dentro de la tradición moderna centroeuropea.
En la entrada, se pueden ver tres esculturas de mármol de carrara que representan el invierno, la primavera, y el verano. Hay una cuarta escultura que representa al otoño y está en el jardín interno.
La residencia tiene tres plantas. El segundo piso es de uso exclusivo para el Embajador donde tiene un jardín con piscina, algo no demasiado usual en este tipo de construcciones y en esta zona de Buenos Aires.
Fue adquirida en 1948 por el Estado Uruguayo y en 2012 el Gobierno porteño lo declaró “Testimonio Vivo de la memoria Ciudadana” por haber conservado hasta la fecha su uso y características originales.
Embajada de Bélgica – Residencia Tornquist
La residencia actual del Embajador de Bélgica es conocida como Residencia Tornquist. Fue construida en 1928 y es obra de Alejandro Bustillo.
Es considerada uno de los mejores ejemplos de clasicismo francés y se integra perfectamente al estilo de Palermo Chico.
Su fachada es totalmente simétrica y tiene todos los elementos y la distribución propia del academicismo: una planta baja para los encuentros sociales, un primer piso con las habitaciones y sectores íntimos y mas arriba un espacio reservado para el personal de servicio.
La familia Tornquist sólo vivió dos años en esta residencia ubicada en Rufino Elizalde 2830 y luego pasó a manos del Estado belga.
Embajada de Italia – Palacio Alvear
A principios de 1920, Federico de Alvear y su esposa Felisa Ortiz Basualdo proyectaron cada detalle de su mansión porteña mientras vivían en París, inspirándose en el Hôtel Biron. Pero al arribar a la Argentina la desilusión fue mayúscula porque la casa no estaba orientada hacia Avenida del Libertador (por entonces Alvear) como ellos lo pidieron sino que quedó mirando hacia Billinghurst.
Mas allá del disgusto, fue por la deuda que Federico contrajo en Europa que Felisa decidió vender la casa al gobierno de Italia luego de haberla disfrutado durante escasos seis meses
La belleza es única. En la entrada principal hay unas espectaculares puertas de hierro forjado y está rodeada por amplio jardín.
Tiene un hall de recepción con una imponente escalera de mármol blanco y dos farolas venecianas. Casi todo el mobiliario es de origen italiano y perteneció a los Saboya, la familia noble que reinó en Italia desde 1861 hasta 1946.
El comedor se enmarca dentro del estilo del renacimiento italiano mientras que la Biblioteca recrea el estilo Luis XV.
En el salón de música hay un increíble juego de espejos, un espectacular reloj del siglo XVII y un bellísimo piano de cola. El Palacio Alvear es la Residencia del Embajador de Italia en Argentina y fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Texto: Mariela Blanco (@marielablancoperiodista), periodista y autora de «Leyendas de ladrillos y adoquines».
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