La casa-taller de los artistas Aryk Levy y Zoé Ouvrier
Sabido es que París bien vale una misa… Pero hay algunos que han renunciado a vivir en la Ciudad de la Luz para ganar otras cosas. Es el caso del creador de origen israelí Arik Levy y su esposa, la artista Zoé Ouvrier, quienes en 2019 decidieron dejar París y mudarse, junto a sus dos hijas adolescentes, a una casa de campo con un jardín de 12.000 m2 , al que han convertido en un parque poblado de las monumentales esculturas abstractas del primero. La vivienda dispone de un gran estudio luminoso donde la pareja trabaja y expone su obra. Ambos han decidido abrirlos al público, previa cita desde su website, a partir de mayo. Poderosas tradiciones y vibraciones artísticas impregnan este lugar,una vivienda y jardín construidos hace 28 años por la bailarina de ballet Sylvie Guillem, muy cerca de Saint-Paul-de-Vence, uno de los pueblos más antiguos y bellos de la Costa Azul, que enamoró a artistas como Matisse, Chagall, Renoir, Miró, Picasso…, una localidad que acoge a grandes centros de arte, ateliers y galerías.
¿Qué vamos a ver en este lugar?
Es un parque privado. No es un espacio abierto a modo de un gran campo, sino un lugar que se revela a medida que lo recorres. Las esculturas -entre 10 y 15- se han colocado en toda su extensión, para que interactúen con el espacio, permitiendo al espectador experimentarlas desde nuevas perspectivas.
¿Qué especies interactúan con las obras?
Es un paisaje mediterráneo, con olivos, cipreses, higueras, pinos piñoneros, naranjos, pomelos, manzanas, madroños, perales, feijoas y nísperos, así como plantas estacionales: mirabeles, almendros, aguacates y otros. En total hay más de 300 árboles.
¿Habéis modificado el diseño del parque?
Tenemos varias ideas y queremos continuar el trabajo, el amor y la atención que se puso en este lugar antes de que nos mudáramos. Los planos originales fueron terminados por el arquitecto paisajista Jean Mus hace quizás 25 años. Desde entonces, se ha transformado. Por ahora no estamos cambiando el paisaje, sino lentamente llevándolo a la forma en que nos gustaría que fuese, en la que el enfoque principal es el arte.
¿Por qué elegisteis esta casa y la finca ?
Por sus características: una vibración y una energía muy buenas, el estudio de baile -que hemos hecho nuestro-, el enorme y maduro jardín… Puedes sentir cuánta energía artística reúne desde el pasado hasta hoy. Y era importante que el espacio nos aceptara a nosotros, y esto no es algo que sea evidente de inmediato. El poner una escultura en un lugar no significa que vaya a funcionar. E influyó la ubicación en Saint-Paulde-Vence, un lugar famoso por sus instituciones artísticas, como la Fondation Maeght y la Fondation CAB. Todo como debería ser: con sol, mar y montaña. ¿Se podrá visitar también el estudio? Éste es asombroso, con techos muy altos y un ventanal enorme que trae luz desde el norte y desde otras direcciones… Donde mires, ves arte y naturaleza. Las visitas dependerán de lo que estemos trabajando en ese momento. El estudio del artista es un espacio íntimo, después de todo…
¿Cómo os ha cambiado la vida en este lugar?
A ambos nos encanta estar aquí y estamos aprovechando al máximo la naturaleza que nos rodea, con largos paseos por el bosque y caminatas con impresionantes vistas al mar… definitivamente nos influye a ambos. Pero aún no sabemos de qué manera influirá este cambio en nuestras vidas. Esto es un proceso y estamos empezando a sumergirnos en el nuevo entorno.
¿Por qué os mudasteis aquí desde París?
Amamos París, por eso todavía tengo mi estudio allí, con mis colaboradores, al que visito regularmente. Pero llevábamos 25 años viviendo allí y en los últimos cinco nos escapábamos cada fin de semana a nuestra casa de campo en Borgoña. Zoé y yo venimos del Sur. Ella es del interior de Montpellier y yo soy de Tel Aviv… el sol y la luz son factores importantes para nosotros, personal y artísticamente. De hecho, también pensamos en ir a España. El tramo entre Marsella y Mónaco tiene una alta concentración de fundaciones de arte, festivales y galerías, con coleccionistas de todo el mundo y una maravillosa vitalidad y actividad. Nuestras galerías de arte nos envían a sus coleccionistas para que experimenten la obra personalmente en la casa y en el parque, y para que puedan ver cómo interactúan con su entorno.
¿Cómo definiríais vuestro arte en pocas palabras?
Zoé y yo creamos obras muy distintas. Pero lo que es igualmente importante para los dos no es tanto lo que ves, sino lo que la obra te hace sentir. Nuestras interpretaciones actúan como un trampolín para la imaginación y los recuerdos del espectador. Queremos dar paso a pensamientos nuevos y diferentes.
¿Por qué decidisteis abrir el parque al público?
La idea inicial era experimentar lo que significaba vivir con mi propia obra, la pequeña y la grande, la de interiores y la de exteriores. El parque es un lugar único y secreto, que a la gente le encanta descubrir.
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