Mies van der Rohe vuelve a la vida con esta casa proyectada hace 70 años
Ludwig Mies van der Rohe lleva muerto más de medio siglo. Sin embargo, en el campus de la Universidad de Indiana (IU), el arquitecto de origen alemán (cuyas obras se encuentran entre los hitos más destacados del modernismo, como el edificio Seagram de Nueva York y los apartamentos Lakeshore Drive de Chicago) vuelve a la vida, gracias a una combinación de circunstancias inusuales y a un grupo de colaboradores muy entregados al mantenimiento de su obra.
«Fue diseñada originalmente para ser una casa de fraternidad», dice el arquitecto Thomas Phifer, de la empresa neoyorquina Phifer and Partners. La improbable historia de la casa de fraternidad modernista (y de cómo Phifer se involucró en ella) comienza en 1945, cuando dos empresarios de Indiana se pusieron en contacto con Mies (entonces recién llegado a Estados Unidos) para diseñar una bolera. La idea nunca pasó de la fase de planificación, pero cuando los empresarios, ambos ex alumnos de la U.I., se enteraron de que su antigua casa en el campus había sido condenada al derribo por el jefe de bomberos local, volvieron a recurrir al arquitecto para construir una nueva siguiendo sus planos.
Siete años después, en 1952, Mies tenía un plan de diseño. Sin embargo, justo cuando las obras iban a comenzar en Bloomington, Indiana, las dificultades burocráticas paralizaron la construcción. El retraso se prolongó durante más de una década y, cuando el diseñador murió en 1969, el proyecto cayó en el olvido. «El nieto de Mies había trabajado con él y nos dijo que nunca había oído hablar de ello», dice Adam Thies, vicepresidente de planificación de capital de la Universidad de Indiana y director del proyecto.
La casualidad hizo que el proyecto resurgiera: Sidney Eskenazi, también graduado de la I.U., encontró los planos originales y los presentó al presidente de la Universidad en 2013. Después de reflexionar sobre la propuesta durante unos años más, la administración decidió seguir adelante, reconvirtiendo el edificio en un espacio de aprendizaje y eventos para la Escuela Eskenazi de Arte, Arquitectura y Diseño, llamada así por el mecenas que se adelantó con los planes, así como con una subvención de 20 millones de dólares (algo más de 18 millones de euros) para ayudar a su construcción.
La oficina de Phifer ya tenía un contrato con la U.I. para el cercano edificio Ferguson International. «Podríamos haber hecho una búsqueda, pero ya los teníamos allí», dice Thies. La elección parece natural por razones distintas a la comodidad: conocido por trabajos elegantes y exigentes como el Museo Glenstone de Potomac (Maryland) y el Edificio Federal de Salt Lake City, Phifer lleva mucho tiempo practicando un diseño moderno muy refinado que recuerda claramente al del propio Mies. Ponerse en la piel de una leyenda del pasado podría haber intimidado a algunos, pero Phifer disfrutó de la oportunidad. «Me encantó», dice el arquitecto. «Fue una oportunidad de meterme en su cabeza».