Este bolso inspirado en Venecia, el más romántico de la temporada
Atravesar el bullicioso puente de Rialto y contemplar desde su punto más alto la infinita flota de góndolas que surcan el Gran Canal al compás de una melodiosa barcarola entonada a capela es una postal que se queda grabada a fuego en la retina de cualquier visitante que pone por primera vez un pie en Venecia. Este escenario, cuya teatralidad natural ha inspirado a literatos como Thomas Mann, Henry James o William Shakespeare, cantantes como Charles Aznavour o cineastas como Luchino Visconti o Woody Allen, ha captado también el interés de la firma Weekend Max Mara.
Tomando como pieza central su exitoso bolso Pasticcino, la casa italiana ha decidido poner en marcha el proyecto Worl Tour que, eligiendo una ciudad cada temporada e inspirada en su idiosincrasia estética, versiona el mencionado icono. El inicio de este itinerario no podía ser otro que Venecia, un punto cardinal al que su brújula apuntaba de manera irrefrenable, ya que la intención originaria es, además, poner de relieve la excelencia artesana y las tradiciones de los oficios manuales locales.
«Aunque el Pasticcino fue lanzado por primera vez en 2016, su nombre proviene del recuerdo de las bolsas de papel en las que el abuelo traía los caramelos los domingos por la mañana», cuenta Nicola Gerber-Maramotti, embajadora de esta iniciativa y miembro de la familia propietaria. «Y ese matiz de nostalgia es quizás el que le ha convertido en tan poco tiempo en un clásico», añade. De entre todos los potentes referentes históricos que asaltan la mente al pensar en Venecia, dos han sido los elegidos por la marca para dar forma a este proyecto.
Por un lado, y fuertemente vinculado a sus lazos con la moda, los estampados creados por Mariano Fortuny y Madrazo, el artista español entre cuyos hitos y aportaciones más destacadas están la invención del vestido Delphos. Hasta su residencia en el Palazzo Pesaro Orfei, donde tuvo además su estudio desde 1902, viajó el equipo creativo de Weekend Max Mara para rescatar tres tejidos estampados de creación propia con motivos metálicos que van desde suaves toques de oro y cobre contra marfil y azul verde polvoriento hasta acentos de lavanda y rojo intenso sobre una base cremosa
a un patrón en una mezcla de verde y beige.
El remate de este preciosista bolso de mano llega en forma de cierre de boquilla, al que se le han añadido dos cuentas de cristal soplado de Murano, realizadas en exclusiva por la fábrica Gambaro & Tagliapietra. Cada pareja, elaborada a mano, es única y mientras una fusiona una base en tono marfil veteada para conseguir un efecto marmolado, la otra está realizada con una base teñida en color pastel, sumergida utilizando una técnica secreta especial propia (llamada sommerso) que le da un exquisito acabado de cristal transparente.
Esta impecable fusión no hace sino subrayar el carácter de objeto atemporal e icónico que ya ostenta el Pasticcino y al que Gerber-Maramotti relaciona con otras creaciones como «los muebles de Le Corbusier o el abrigo 101801, diseñado por Anne-Marie Beretta en 1981 para Max Mara y que desde entonces es un emblema incombustible, además de un superventas temporada tras temporada. Si siguen de actualidad y nunca se cambiarán es porque son absolutamente perfectos», explica poniendo de relevancia la especial ilusión que le hace dar el pistoletazo de salida a este ambicioso plan cuyas próximas evocadoras paradas y sorprendentes destinos, aún por decidir, seguirán logrando que la cuidada artesanía pueda pervivir y no pase nunca de moda.