Charles Édoudard Jeanneret-Gris, o Le Corbusier
POR LUIS AUGUSTO RAFFO (Especial para 90 Líneas).- Provenía de una familia de artesanos esmaltadores de La Chaux-de-Fonds, Suiza. Estudió artes y oficios, se inició como grabador y consintió el deseo de su profesor, que lo disuadió de su gusto por la pintura y lo encaminó hacia la arquitectura. “Me horrorizaba la arquitectura y los arquitectos”, solía decir Charles Édoudard Jeanneret-Gris, llamado Le Corbusier.
Viajó a Toscana, Viena, Italia, Turquía, Rumania y luego a Alemania donde coincidió con Ludwing Mies van der Rohe. Fueron etapas que le permitió familiarizarse con las exigencias del nuevo urbanismo. En París colaboró con los hermanos Perret, precursores del uso arquitectónico del hormigón armado. En 1911 viajó a Oriente. Contempló la Acrópolis de Atenas, y también el hábitat rural de los Balcanes.
De vuelta a Paris, en 1916 editó la revista L´Espirit Nouveau, publicación donde sentó las bases del Purismo, que es un reflejo de la sociedad industrial que privilegia la armonía y la simplicidad de las formas, exaltando la belleza de la máquina. En esta revista, Jeanneret comenzó a firmar algunos de sus artículos con el pseudónimo de Le Corbusier (variación humorística que evoca al cuervo, referido a la modificación del apellido de su abuelo materno Lecorbésies).
Al mismo tiempo propuso audaces proyectos. Su estudio para el palacio de la Sociedad de Naciones en Ginebra al igual que el proyectado para un palco de los sóviets en Moscú, fueron descartados en favor de realizaciones menos extravagantes. Se creía que Le Corbusier, en sus concepciones, había sido seducido por las ideologías totalitarias. Nada más alejado de la realidad.
Un diseño de la residencia privada villa Savoye en Poissy, constituye una síntesis de sus teorías, mediante la utilización de pilotes, techo ajardinado y desaparición de la fachada.
Justificó sus puntos de vista con la concepción humanista de la arquitectura, deseoso de contribuir al bienestar.
Preconizó los recursos de la estandarización y la producción industrial del hábitat. En Marsella realizó la unidad de habitación de tamaño adecuado, que dio inicio a un ambicioso programa de construcción. Apodada irónicamente –edificio del chiflado- por los marselleses. La Ciudad radiante significó un avance social debido a la calidad de los equipamientos colectivos y el aumento de la superficie habitable.
SU ÚNICA OBRA EN ARGENTINA ESTÁ EN LA PLATA
La única obra de Le Corbusier en la Argentina es la Casa Curutchet, una vivienda unifamiliar construida en avenida 53 entre 1 y 2 Nº 320 de nuestra ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, entre los años 1949 y 1953.
En 1948 el cirujano Pedro Domingo Curutchet, innovador en técnicas de cirugía médica, especialmente las de quiste hidatídico de pulmón e inventor de instrumental quirúrgico, decidió volver a afincarse en La Plata y encargó su construcción.
Le Corbusier había nacido en Le Chaux-de.Fonds, suiza, el 6 de octubre de 1887. En 1930 adquirió la ciudadanía francesa y falleció el 27 de agosto de 1965 en Roquebrune, Francia. Allí, precisamente diseñó un mítico refugio de 16 m2, recubierto con troncos, como paraíso para su retiro en la Costa Azul, al cual llamó: Le Cabanon.
Fue arquitecto, pintor, escritor, urbanista, fotógrafo y dibujante.
En 1° de setiembre de 1965, en el Patio cuadrado del Louvre, el ministro de asuntos culturales de Francia, André Malraux rindió un homenaje a Le Corbusier, en la víspera de las exequias oficiales. “Su famosa frase: -Una vivienda es una máquina habitable- No lo describe para nada. Lo que sí lo describe es: -La vivienda debe ser el envoltorio de la vida-“. Siempre soñó con ciudades y los proyectos de estas “ciudades radiantes” son torres surgidas de inmensos jardines. Este agnóstico construyó la iglesia y el convento más cautivadores del siglo. Al final de su vida dijo: -Trabajé para lo que los hombres de hoy más necesitan: -el silencio y la paz- Porque anunciaba el porvenir, metamorfoseó el pasado de los muertos, para llevarlo a los vivos”.