En casas reales: 18 ideas de comedores para usar a diario y crear originales espacios de encuentro
El comedor dejó de ser ese lugar formal que solo se abría para ocasiones especiales. Ahora, muchas veces se integra a la cocina, y la mesa (sea clásica o moderna) también se usa para trabajar o estudiar. Sin embargo, se mantienen esos detalles que le dan una categoría especial: la de ser el espacio destinado a agasajar a los afectos. A continuación algunos ejemplos de cómo lograr el equilibrio entre la tradición sin acartonamiento y el uso cotidiano.
“En nuestros departamentos anteriores, jamás usábamos la mesa del comedor: más bien la barra o la del living. Para este PH, pensé una de 90 cm, más alta que lo estándar, para darle una onda de isla, más informal”, cuenta el interiorista Rob Ortiz que encontró una solución estética y funcional.
Un área pública integrada con astucia: el living, comedor y cocina funcionan como un solo cuerpo con elementos conectores y otros que dividen con suavidad.
En su departamento del Barrio Parque Los Andes, los arquitectos Florencia Ordoñez y Nik Wenzke, fundadores del estudio Ordoñez Wenzke le escaparon a la clásica mesa cuadrada y optaron por este diseño original.
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El mueble revestido en goiabao con el nicho horizontal que irrumpe con un plano oscuro remite a la estética de los 60, igual que la mesa y las sillas de líneas depuradas. La idea de una materialidad pura se completa con el piso hecho con tacos de caldén.
A continuación del living, el sector del comedor está bien definido por la alfombra y la biblioteca con estantes retroiluminados. Las líneas curvas, que acortan distancias y facilitan la charla, siempre son una buena opción para estos espacios.
Las arquitectas Lucila Fernández Mosquera, Josefina Ceppi y Belén Anaya llevaron adelante la reforma de la casa de una pareja que, tras la partida de los hijos reformularon los ambientes para recibir familia y amigos. Entre la tendencia de integrar y cierta privacidad, el comedor está enmarcado por una biblioteca traslúcida que marca una conexión sutil con la cocina. La mesa y las sillas están en sintonía con los materiales del ambiente: madera, cuero y hierro pintado de negro.
Una familia hizo su propia versión de una casa que conocían muy bien porque fue parte de la historia familiar. El recurso de los espejos, con su efecto multiplicador, estaba en la pared lateral. Hicieron una nueva composición en una ubicación que impacta desde la entrada y con placas envejecidas.
Un panel de madera pintada remata el comedor con una trama geométrica de gran efecto. La combinación de esta obra con el diseño de muebles tienen un atractivo atemporal en esta casa construida con las señas de identidad del estilo racionalista.
El sillón curvo sigue la línea de la mesa ovalada; las lámparas ‘Tolomeo’ también salen del guion clásico del comedor en el departamento que reformaron el Arq. Tomás Magrane y la diseñadora de interiores Martina Correa.
“Me aburre la idea del comedor solo como comedor, porque no se usa. La biblioteca y el sillón lo integran al living y hacen que la mesa se aproveche para trabajar o estudiar”, dice Tomás
De los tonos neutros de la cocina a las luces tenues. Los dueños de casa quisieron darle un aire romántico al comedor que tiene cava y también se utiliza para hacer degustaciones con los invitados.
Las paredes podrían haber quedado despejadas para cuadros, pero la elección se demoró. Para no correr riesgos, las estanterías fueron la mejor opción: flanquean la mesa de modo contundente y aportan simetría.
Ubicadas a unos 60 cm de la mesa con tapa de pino tea de 3,50 m, las tres lámparas colgantes se llevan todas las miradas. Acompañan las sillas comodas, con respaldo alto y los sillones generosos en las cabeceras. En todos estos detalles se concentró Iván Nahas, diseñador de interiores y dedicado anfitrión.
“No estaba acostumbrada a los ambientes integrados y ahora no los cambiaría por nada”, dice Gabriela Miradas dueña de casa que le encontró la vuelta a tener una única mesa de comedor que concentra varias funciones, con el plus de una vista sin límites hacia el jardín.
Hecho a imagen y semejanza de un castillo, el comedor es un lugar imponente con paredes de piedra San Juan. El techo de pino Paraná se hizo con cabreadas cruzadas, imitando los antiguos galpones ingleses.
Una artista plástica ideó esta casa taller con la impronta de un galpón y paredes transparentes para que la luz sea protagonista. El comedor tiene una mesa vintage, sillas tapizadas (Remate Uno) y el mismo modelo de lámpara galponera (Lograsso Iluminación) que las de la cocina, en versión más grande.
Tres lámparas y tres piezas que componen un tríptico. La coherencia de los colores y la textura ordena este espacio luminoso y de claridad visual. Las sillas y los sillones de la cabecera están confeccionados en Lloyd Loom, un complejo tejido hecho con hilos metálicos cubiertos en papel kraft.
La mesada de cemento alisado sigue la línea de la carpintería. Pero a la altura de la mesa del comedor, la abertura se extendió hasta el piso. Así, desde la altura, los comensales pueden disfrutar de una vista más amplia hacia el bosque de Costa Esmeralda.
Las mesas separadas (Pablo Ledesma) son ideales para grupos reducidos. Si se suman invitados, solo hay que unirlas. El dueño de casa quería disfrutar al máximo los espacios que más utiliza. Por eso surgió la idea de integrarlos a todos (incluida la parrilla) en un ambiente relajado y sofisticado.
“Las luminarias son lo que termina de cerrar un ambiente. Para no fallar, hay que considerar su escala y material y siempre, siempre, ponerles focos que se puedan dimerizar”, cuenta la diseñadora de interiores Roxana Lotersztain. Así, pone el acento en un aspecto fundamental que se aprecia claramente en el comedor de su casa, pensada como para sentirse cerca del mar.
Roxana usa las lámparas para señalar cada espacio. Al agruparlas, ese efecto se destaca aún mas.