Así fue la macabra muerte del arquitecto del Puente Nuevo de Ronda por culpa de un sombrero
Gaudí, Le Corbusier, Kahn, Borromini…A lo largo de la historia no han sido pocos los arquitectos han abandonado este mundo en extrañas circunstancias. Algunos de forma macabra, como sucedió en la ciudad malagueña de Ronda hace más de dos siglos con el que fuera el artífice de uno de sus mayores atractivos turísticos desde su inauguración: el Puente Nuevo sobre el Tajo.
La historia de la terrible muerte de José Martín de Aldehuela tiene su origen en una obra fallida. Otro puente construido sobre la primera cascada que forma el río Guadalevín a su paso por el municipio y que se hundió tan solo seis años después de su construcción.
De los hechos da cuenta el polígrafo y cronista oficial de Málaga, Narciso Díaz de Escovar en su obra ‘Curiosidades históricas de Andalucía’, publicada en 1900 y en la que dedica uno de sus capítulos a las circunstancias en las que se produjo el accidente que le arrebató la vida al arquitecto de origen aragonés.
Según el autor, en el año 1751 las autoridades de Ronda decidieron arrancar las obras de un nuevo puente que salvara el Tajo y sustituyera al que colapsó. Hicieron llamar para ello desde Málaga a Martín de Aldehuela, autor de varias obras en la capital, como las cajas de los órganos de la Catedral, el Acueducto de San Telmo, la Casa barroca de las Atarazanas o la Casa del Consulado. Esta última ubicada en plena plaza de la Constitución.
Peso a todo, su creación más aclamada y admirada, tanto en su origen como a día de hoy, es el Puente Nuevo de Ronda, considerado hasta 1839 el más alto del mundo con una altura de 98 metros sobre el curso del río. De sillería de piedra, el puente presenta un arco central de medio punto apoyado en otro más pequeño por el que transcurre el río. En la parte superior, se encuentran las dependencias del puente que, en otros tiempos, fueron utilizadas como prisión, a cuyos lados se abren otros dos arcos, también de medio punto, que sostienen la estructura que soporta la calle.
Los escritos de Díaz de Escovar cuentan que el puente se terminó de construir en mayo de 1793, según los datos más verídicos y que su inauguración «fue precedida de un trágico suceso, de la muerte del famoso arquitecto, a cuya ciencia y laboriosidad se debió tan notable monumento».
Tal y como explica el cronista, «solo la tradición proporciona datos sobre el triste fin de este hijo de la ciencia» y a pesar de que los historiadores han tenido diferencias en cuanto a algunos detalles, «todos están conformes en lo principal».
«Retirados los aparejos y andamios que habían servido para construir el puente, el célebre arquitecto quiso verificar un especial reconocimento», sostiene, «se hizo meter en un ancho cajón que pendiente de una cuerda muy gruesa podía subir, bajar u oscilar a derecha y a izquierda».
Estando colgado a casi 100 metros de altura, se levantó un fuerte viento «que arrebató de la cabeza de don José Martín la montera -un tocado masculino típico de la época- que gastaba», continúa la historia, y por un impulso natural acudió a sujetarla. El movimiento fue tan brusco que desestabilizó el cajón y el arquitecto cayó al fondo del abismo, dejando una estampa que el cronista describe con macabro detallismo: «A los pies de su obra monstruosa, hechos pedazos sus huesos y desgarradas sus carnes al chocar contra las piedras, quedó el cadáver del insigne Martín de Aldehuela».