La sombra de Le Corbusier, presente en este piso de los años 30 en París

Hay cuatro materiales principales: hormigón encerado, piedra negra, madera y metal. ¿Por qué el acero inoxidable? “Es el espíritu streamline, un estilo derivado del art decó que tuvo su apogeo hacia 1937 y que estaba inspirado en el diseño aerodinámico de barcos y aviones. El barco era la fascinación metálica de la época, al igual que el hormigón encerado, un material puro al que rendimos homenaje”. Precisamente, la elección del blanco y el negro resalta el material sin anclarlo demasiado en el tiempo o el estilo, y las paredes son blancas para maximizar la luminosidad que proporciona el gran techo de cristal, que permite la inclusión de pequeños toques de negro a través de elementos característicos: la puerta de entrada y su marco, los interruptores de la luz, las columnas, los radiadores y los toalleros del cuarto de baño, que junto al pasillo crean un interesante contraste de color.

En el baño, un gran espejo adorna la pared del lavabo de piedra negra, hecho a medida. Un grifo cromado y un pequeño aplique de pared crean la ilusión de un camarote de barco muy chic. Lo mismo ocurre con la cocina, donde el suelo de hormigón contrasta con la madera de roble oscuro y con el parquet. Las líneas  de este piso de los años 30 en París son limpias, inspiradas en la fachada del edificio, que es a la vez sencilla e impresionante.

El mobiliario rinde homenaje al diseño escandinavo de los años 50 y 70. Un grifo de latón dorado aporta una nota más preciosista en la cocina, acercándonos al metal y a la madera como un discreto recuerdo vintage. “Cuando pensamos en el diseño de este edificio, tan radical para su época, de un brut atemporal, quisimos hacer un homenaje a la historia y a la radicalidad de la línea a través del material. Este piso es como un viaje en el tiempo, manteniéndose fiel a su época”. Y como todos los viajes, deja un recuerdo imborrable en la retina.