Annie Ernaux, la mujer que logr el Nobel hablando de lo que no se poda hablar

Cuando era nia, para m el lujo eran los abrigos de pieles, los vestidos de noche y las mansiones a orillas del mar. Ms adelante, cre que consista en llevar una vida de intelectual. Ahora me parece que consiste tambin en poder vivir una pasin por un hombre o una mujer. Resume este fragmento de Pura pasin (1991) el ncleo ms duro de la literatura de Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940), esa capa plasmtica de alto voltaje que emerge cuando el que escribe ha saltado el escaln social —de una infancia en un bar familiar de barrio a una madurez de vistas al lago Cergy-Pontois, libros y sbanas impecables—, cuando uno empieza entendiendo el lujo como algo que se paga con dinero y termina intuyendo que por ah no van los tiros. Sabe esta seora de 82 aos del poder del mpetu, del cosquilleo y de la curiosidad, pero tambin de los reveses y de la ambicin. Por el coraje y la agudeza clnica con la que ahonda en las races, en los distanciamientos y en el freno colectivo a la memoria personal, la academia sueca incorpor ayer a la dama de las letras francesas a su selecto club de autores galardonados con el Nobel.

Llevaba aos siendo una habitual de la quinielas, pero el suyo, adems de un triunfo propio, es tambin el de la escritura en femenino: no solo porque suponga que el mundo tiene hoy una mujer ms con la medalla de oro —17 frente a ms de cien hombres—; es que en su pginas la gran mayora de las lectoras se reconocen de manera casi obscena, aunque nada tengan que ver con ella. Escribe sobre s misma y escribe sobre todas, renunciando a la ficcin, piel de sociloga, reconstructora metdica del pasado y, por momentos, forense del mito romntico. Leerla es entrar en su vida y entenderse ah, pura autobiografa, vuelta de tuerca para la que —comprendi con los aos— tuvo que dejar a un lado el pudor: la Ernaux escritora carece de remilgos y, con una crudeza inslita, interpela a su conciencia y a la de sus contemporneos. La suya, es una bsqueda directa, desnuda y, en la medida de lo posible, totalmente honesta de lo que se puede llamar una verdad, resumi ayer Ellen Mattson, escritora y miembro del jurado.

Naci y creci Annie Ernaux en la Normanda, en el seno de una familia obrera en las antpodas de la comodidad burguesa que durante aos tanto le escoci y de la que, sin embargo, acab siendo socia. Este sentimiento de traicin, de ser una trnsfuga de clase —como constantemente repite en sus escritos— atraviesa por completo su vida y, en consecuencia, su obra: la relacin con su padre, el vnculo con su madre, el divorcio con su primer y nico marido o la obsesin de la aventura con un hombre casado. A menudo escritos desde la tercera persona, sus relatos recogen combates ntimos. El de no dejarse habitar por los celos. El de soltar lastre con el desaliento de la adolescente que puso distancia con sus races. El de retener el deseo masculino y no dejar de alimentar el propio. El de aferrarse al sexo como constatacin de que todava hay pulso.