La «lechuga de mar» a base de algas empieza a llegar a los restaurantes de Alicante
La «lechuga de mar» ya se sirve en plato. Elaborada a base de algas, y por tanto con gran cantidad de proteínas, fibras y minerales, el producto creado por Mediterranean Algae, startup vinculada al Parque Científico de Alicante, se puede probar en una docena de restaurantes, sobre todo que apuestan por la cocina innovadora «que buscan dar producto de calidad y kilómetro cero», explica Yago Sierras, CEO de la firma. Una experiencia en fase de prueba pues los establecimientos estudian cómo incorporar este ingrediente a su carta.
Mediterranean Algae formada en su mayoría por egresados de la Universidad y dedicada al cultivo de algas autóctonas del Mediterráneo en tierra firme, ha logrado cerrar una primera ronda de financiación «preseed» (fase inicial de estas empresas) por 150.000 €. Este capital les permitirá seguir escalando en su producción de macroalgas mediterráneas.
La empresa, además de avanzar en la creación de cosméticos, ha seleccionado una serie de restaurantes de la provincia de Alicante tras el éxito de su presentación en la feria Alicante Gastronómica el pasado mes de septiembre.
«Ahora mismo podemos llegar a un número reducido de restaurantes, ya que nuestra producción es limitada. Por eso hemos seleccionado lugares donde estamos seguros que van a cuidar el producto y darle la importancia que se merece», añade Sierras. Es el caso de un nuevo negocio en la calle Castaños de Alicante que abrieron hace una semana los chefs Daniel Ariza y Marcos Mora, especializados en arroces alicantinos, quienes ofrecen la «lechuga de mar» en fresco y deshidratada en copos, y que también preparan arroz vegano con las algas.
El objetivo de la empresa es que su “lechuga de mar” se convierta en los próximos años en un ingrediente común en la dieta mediterránea, debido a su gran cantidad de proteínas, fibras, y alto contenido en calcio, hierro y potasio.
«La gente lo pide para probar. Es un ingrediente que está considerado un superalimento por las propiedades que tiene. Además, a la hora de hablar de comida asiática las algas ya no son exóticas», recuerda.
Mediterranean Algae también se ha lanzado al mercado de la cosmética y en febrero presentó su primer producto, con la intención de empezar a generar ingresos y desarrollar el resto de sus proyectos, que también incluyen utilizar las algas para alimentación o como fertilizantes, entre otros. Se trata de un serum que aprovecha las propiedades de estos vegetales marinos y en concreto su capacidad de hidratación y sus efectos antiedad e, incluso, como fotoprotector, cuyo lanzamiento fue financiado con una campaña de crowfunding.
La startup alicantina desarrolló el pasado año un sistema de cultivo en tierra firme que les permite estandarizar la producción de algas para ser aprovechadas como productos de alto valor añadido en el mercado de la alimentación y la cosmética. Actualmente, se encuentran ubicados en uno de los espacios que el Parque Científico de la Universidad de Alicante pone a disposición de las empresas de su ecosistema donde comenzarán, gracias en parte a esta inversión, con la producción de estas algas y seguirán con su importante labor de I+D para encontrar nuevos productos y nuevas aplicaciones.
“Nos encontramos en un momento difícil para la inversión “early-stage”, los mercados de inversión han echado el freno debido a la incertidumbre económica, pero nuestra apuesta por tener una «cap table» que incluyera empresarios de éxito del tejido empresarial local nos ha sacado de esa tendencia”, concluye el CEO.
Arquitectura
Por otro lado, un grupo investigador de la Universidad de Alicante dedicado al estudio de la arquitectura ha logrado la beca Lilly Reich para la igualdad en la arquitectura que concede la Fundació Mies van der Rohe con el proyecto titulado «Anna Bofill Levi. La arquitectura como contracanto (1977-1996)», según publica la entidad en su página web. Liderado por la arquitecta y profesora de la UA Elia Gutiérrez Mozo, el equipo integrado además por Ana Gilsanz Díaz, José Parra Martínez y Joaquín Arnau Amo contará con los 9.000 euros con los que está dotada la ayuda para desarrollar la investigación.
La beca que otorga esta prestigiosa entidad tiene como objetivo apoyar el estudio, la divulgación y la visibilización de aportaciones a la arquitectura que han sido discriminadas, relegadas y olvidadas, y su jurado ha estado integrado por Aaron Betsky, Débora Domingo Calabuig y Zaida Muxí.
La propuesta sobre Anna Bofill Levi del grupo de la Universidad de Alicante, que integra la arquitectura, la música y la literatura, se ha impuesto a 12 proyectos recibidos desde Reino Unido, Países Bajos, Chile, Australia, Costa Rica, Italia y EEUU.