El Barranco se mueve entre la tradición y la modernidad de Cuenca

El Barranco se mueve entre la tradición y la modernidad de Cuenca


El Puente Roto forma parte de El Barranco y es una de las estructuras más llamativas y atractivas para los turistas nacionales y extranjeros. Fotos: Claudia Pazán / EL COMERCIO

Dejarse llevar por las correntosas aguas del río Tomebamba es fácil cuando se recorre el Paseo Tres de Noviembre, en la zona de El Barranco, en Cuenca.

Su sonido hace que el bullicio del tránsito que pasa a pocos metros desaparezca. Y precisamente este es uno de los mayores privilegios que se tiene cuando se camina por la zona que guarda historia, cultura y naturaleza en una especie de línea divisoria entre la Cuenca de antaño y la que quiere convertirse en una acelerada ciudad moderna.

El Barranco se extiende por cerca de dos kilómetros, desde el puente de El Vado hasta el puente José Peralta, a la orilla del río Tomebamba.

Primer bloque

Al caminar desde el puente de El Vado, en un día de lluvia, las grandes gotas caen desde lo alto de las copas de los árboles que forman una especie de túnel natural por el cual hay que atravesar para encontrarse de pronto con un bloque de casas antiguas de paredes de adobe, con angostas puertas, numerosas ventanas y floridos balcones.

Llama la atención el rótulo de una de ellas que nombra el lugar como ‘La casa de los balcones’, nombre que hace alusión a sus tres galerías de pasamanos de hierro forjado y madera.

Luego hay un gran espacio vacío y en lo alto se ven unos pasamanos y unas escalinatas. Son un poco más de 100 escalones que dividen al Centro Histórico de El Barranco y se conectan con uno de los seis puentes que atraviesan el Tomebamba en esta ruta.

Desde el puente se ve el campus central de la Universidad de Cuenca, contraponiéndose al lado histórico y patrimonial de las mansiones que adornan la ribera del río. Los estudiantes dan vida a este pequeño fragmento de El Barranco cuando lo atraviesan entre amigos, solos, en pareja, caminando o en bicicleta.

Luego de recorrer unos 200 metros, es oportuno sentarse en una de las balaustradas que hay a lo largo de este lugar. Desde ahí, el crecido río se siente más cercano y se funde en los oídos el sonido de las piedras que chocan entre ellas. Cautiva y se impone como centro de atención para evitar que se perciba lo que pasa del otro lado, el alto tráfico y una vida acelerada.

La bajada de El Centenario y la plaza César Dávila Andrade son parte del recorrido de El Barranco y por donde circulan cientos de personas.

Espacios de diversión

La caminata continúa y antes de llegar hacia otro de los puentes del trayecto se encuentran dos de esas grandes mansiones antiguas, que lucen con un aspecto diferente. Parasoles, calefactores externos y mesas de madera llaman la atención al transitar.

Zoobriedad dice en uno de los letreros, y se trata del emprendimiento de Soledad Gordón.

Ella explica que este tipo de espacios le dan otro latir a la zona. Desde el interior de este bar, el espectador disfruta de un frío atardecer acompañado de un paisaje natural que tiene de vecinos a grandes edificios que se levantan del otro lado de la orilla.

El Centenario

Dejando atrás esta primera etapa, corresponde cruzar la calle Benigno Malo sobre el puente Centenario, una de las principales arterias viales que desfoga el tránsito del Centro Histórico hacia dos grandes avenidas: Doce de Abril y Fray Vicente Solano.

En este punto el ritmo se acelera. El intenso tráfico y cientos de personas que suben y bajan por la escalinata, hacen olvidarse de lo placentero que es pararse en medio de la acera del puente a ver cómo corre la fuerte corriente que se ha formado a causa de las intensas lluvias, propias de la época.

Espacios e historia

Dejándose llevar por el cauce del agua, el sendero adoquinado espera al costado del puente. Para ingresar se cruza la pequeña plaza César Dávila Andrade.

En este segundo tramo existen sitios como la casa de Remigio Crespo Toral, lugar donde funciona el museo del mismo nombre, el Centro Interamericano de Artesanías (Cidap) y dos puentes emblemáticos: Vivas nos queremos relacionado a las luchas sociales de grupos feministas, y el Puente Roto, por su historia y origen.

En este último es en donde se ve el poder del Tomebamba. Desde hace 72 años la gran estructura de ladrillo visto está a la mitad.

Al finalizar los dos kilómetros de recorrido, el puente José Peralta es la entrada a la moderna Cuenca de 202 años de historia.

Apuntes

Lugar de importancia El Barranco fue declarado en 2001 por el Concejo Cantonal de Cuenca como un sector emblemático y de prioridad. La intervención urbana comenzó con la elaboración del Plan Especial El Barranco. Para ello se dio prioridad a los pequeños proyectos, que van armando la gran pieza o corredor ambiental en el centro de la ciudad. Este proyecto da prioridad a la recuperación de las orillas del río y a la apropiación del espacio público por parte del peatón.

La Unesco, a través del Centro de Patrimonio Mundial, tuvo a cargo la revisión y evaluación de los estudios y proyectos y concluyó que se ha tomado en cuenta la identidad de la ciudad histórica.La pasarela hacia la Universidad de Cuenca permanece adornada de plantas y luces que la iluminan en la noche. Los estudiantes la usan para llegar a la institución.

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