En una visita a la exposición Ventanas y azoteas que acogió la galería Birimbao en 2020, tras ver las obras en las que estaba trabajando Norberto Gil,Antonio Cruz le habló al pintor de la existencia de Fala Atelier, un estudio de arquitectura con sede en Oporto, en cuyas creaciones identificaba Cruz un parentesco con el universo del artista. Gil indagó en aquella referencia y, efectivamente, quedó atrapado por el color y la fuerza de sus diseños, hasta el punto de que su espíritu «minimalista» inspira la nueva serie en la que se ha embarcado el creador. Una línea abierta que al autor (Sevilla, 1975) le está trayendo buena fortuna: en septiembre ganó el salón de Pintura Ciudad de Ayamonte con el lienzo Azotea Fala, y este martes, en una gala celebrada en el Teatro Real, se impuso a las 3.3000 obras presentadas al Premio BMW de Pintura, dotado con 25.000 euros, gracias a Escalera Fala 2.
El sevillano, que en ocasiones anteriores ha homenajeado otros proyectos como Le Cabanon de Le Corbusier o La casa de los días mejores de Jean Prouvé –alrededor de la que giró una muestra programada en el Colegio de Arquitectos de Sevilla el año pasado–, consigue así uno de los premios indiscutibles de la escena artística nacional y toma el testigo de la cántabra afincada en Andalucía Silvia Cosío, galardonada en 2021. «Es muy importante estar aquí, seleccionado en una convocatoria como ésta», afirmaba Gil a este periódico cuando todavía era uno de los finalistas, horas antes de conocer su triunfo en el Premio BMW, cuyo jurado ha estado presidido por Enrique de Ybarra e Ybarra y formado por Tomás Paredes, presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte; Carmen Iglesias, miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Historia; y Luis María Anson, periodista y escritor y miembro de la Real Academia Española.
Cuando se le otorgó a Gil el Premio Ciudad de Ayamonte, el crítico y comisario Sema D’Acosta elogió «su modo de integrarse con coherencia en el discurso de la pintura contemporánea actual», de enlazarse «con la tradición de la pintura abstracta desde una posición personal». El especialista destacaba otros rasgos que pueden atribuirse asimismo a Escalera Fala 2, la pieza reconocida ahora: el «cuidado equilibrio entre líneas, formas y color, superponiendo planos para establecer una composición que nos introduce de manera sugerente en la obra», el «trabajo extremadamente original que enlaza figuración arquitectónica y abstracción» o la consecución de «un plano ambiguo donde el espectador se siente atrapado».
«Norberto es un artista que siempre se ha mantenido en su sitio», señala D’Acosta en una conversación telefónica con este periódico, cuyo «análisis visual de la arquitectura ha ido avanzando hacia una expresión más sintética, ahora los planos son diferentes». Para el crítico, «otros artistas de su generación como Miki Leal o Rubén Guerrero han tenido más proyección fuera, Miki por ser más expansivo, Rubén por estar apoyado por una galería importante de Valencia [Luis Adelantado], pero la obra de Norberto tiene sin duda el mismo valor. Que sea una persona más prudente y se haya quedado en Sevilla, en Birimbao, quizás ha frenado que su trabajo consiga una resonancia mayor fuera», defiende D’Acosta, que prepara una exposición con Gil, Ángel Alén y Miki Leal que se verá en la Fundación Valentín de Madariaga a finales de 2023 o principios de 2024 y que «queremos también que vaya a Portugal».
Gloria Martín Montaño queda entre las finalistas por su lienzo ‘Libros y cosas’
Entre las finalistas del Premio BMW de este año también estaba otra sevillana, Gloria Martín Montaño, seleccionada por su óleo Libros y cosas. «Gloria pertenece a otra hornada de artistas, pero también se ha mantenido fiel a sí misma. Igual que Norberto investiga en las posibilidades pictóricas de la arquitectura, Gloria se adentra en los museos, desde los almacenes hasta las salas de exposiciones», analiza D’Acosta, que comisaría en el Domus Artium 2002 (DA2) de Salamanca la exposición Painting In Love. Un recorrido por los Premios BMW, «y desde ahí le insisto a todo el mundo en que la capital de la pintura en España es Sevilla, como demuestra la selección de este año del galardón o que lo ganara el pasado año Silvia Cosío».
Gil y Martín Montaño no son los únicos nombres del premio vinculados a Sevilla. La navarra Amaya Suberviola, que logró la Beca Mario Antolín de Ayuda a la Investigación Pictórica, expone hasta el 3 de diciembre en Di Gallery, en la calle Muro de los Navarros. «Amaya realiza su trabajo en el camino de la abstracción pero no tiene miedo al mundo digital», observa el galerista Juan Cruz sobre la obra de Suberviola. «Le interesan las superposiciones de imágenes, como cuando abres diferentes ventanas en un ordenador», añade Cruz, que precisa que en Quinta pata, la muestra programada en Sevilla, la artista se interroga sobre los errores y los aciertos en la creación, «lo que el artista decide cambiar en el proceso y lo que acaba viendo el espectador. A Amaya se le ocurrió la idea a raíz de un cuadro de Velázquez al que con el tiempo le salió una quinta pata a un caballo», comenta el galerista, para quien Suberviola «es muy valiente y se atreve con composiciones complejas y formatos grandes. Amaya es joven, pero también es muy madura«.
Disponible de 9am a 6pm