Vivir con Arte, la masterclass de AD México en Miami Art Basel
¿Qué ocurre con la libertad creativa, existe?
Otro punto importante fue el de la libertad creativa, es decir, la relación entre los requerimientos e ideas de los clientes y el sello personal del diseñador. En el caso de Brown, él opinó que es posible mantener tu sello personal cuando tienes muy claro quién eres, porque al trabajar en el diseño se deben buscar conceptos que reflejen tu imagen sin dejar de lado las necesidades del cliente.
Por ello, desde su punto de vista, cada diseñador debe desarrollar una relación profesional que satisfaga a todos los implicados, a fin de lograr un trabajo con conexión en el que el concepto vaya de la mano con las colecciones de arte e ideas del cliente.
¿La forma sigue a la función?
Tomando como base la frase de Louis Sullivan, “la forma sigue a la función” —un principio de diseño funcionalista asociado al diseño industrial de fines del siglo XIX y principios del XX—, a los diseñadores y arquitectos se les preguntó si la arquitectura podía ser considerada arte. Sobre este asunto, Cristina Grappin respondió que, en su caso, ella se declaraba más funcionalista porque en su labor arquitectónica, además de buscar un concepto fuerte e innovador, ella no perdía de vista el objetivo del proyecto, la funcionalidad y el contexto. De igual modo, Grappin reiteró que los arquitectos tienen una responsabilidad en sus manos, pues no sólo están creando un espacio, sino también brindando un servicio.
El diseño y las redes sociales, ¿ventaja o desventaja?
Ahora bien, a los ponentes se les pidió su opinión acerca del interiorismo instagrameable que está creado específicamente para ser fotografiado y volverse viral; en este sentido, Tamara Feldman expresó que en esta era tecnológica es una ventaja el poder ver inmediatamente y por todo el mundo los diseños que se están lanzando, ya que de esta forma puedes obtener inspiración de esas fuentes o dar a conocer tu estilo y tu estética. Aunado a lo anterior, Ed Berrios y Cristina Grappin concordaron en que, a raíz de los diseños instagrameables, los clientes piden con mayor frecuencia proyectos que vieron en las redes sociales, sin tomar en cuenta el contexto en el que se produjeron esos trabajos y que no siempre pueden ser replicables en su caso particular.