Román Conde, de la tradición a la vanguardia
El arquitecto vigués dejó una obra muy extensa y variada en la ciudad y sus alrededores
26 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
Los estudiosos de la arquitectura contemporánea viguesa señalan la iglesia de los Picos, en O Calvario, oficialmente templo parroquial de la Inmaculada Concepción, como el punto más elevado de la creatividad del arquitecto vigués Antonio Román Conde (Vigo, 1909-1998). Basan su argumentación en que está inspirada en un edificio del mismísimo Le Corbusier en Bruselas. La gran lámina de hormigón que cubre el templo es una «gran pieza de papiroflexia», como dijo Fernando Agrasar en la Guía da Arquitectura de Vigo, editada hace algún tiempo por la delegación del Colexio de Arquitectos de Galicia. El proyecto fue firmado en 1968, y un año después, Román Conde rubricaba los planos de la iglesia parroquia de San Paio de Navia, en donde seguía el estilo anterior. Estos templos respondían a los nuevos aires insuflados por el Concilio Vaticano II, y no tenían nada que ver con la capilla de O Vao, en Coruxo, realizada por el mismo arquitecto en 1951, siguiendo el neogoticismo planteado por Antonio Palacios en el Templo Votivo de Panxón.
Antonio Román Conde estuvo ocho años trabajando en la provincia española de Guinea Ecuatorial, donde fue jefe de servicio de obras urbanas. En su capital, Malabo, construyó mercados, hospitales e, incluso, un casino. Con anterioridad, había estudiado la carrera de arquitectura en Barcelona y durante la guerra civil combatió en la aviación del bando franquista.
Balaídos y As Travesas
Durante su larga trayectoria profesional, Antonio Román Conde diseñó edificios de muy variados estilos y destinados a muy diferentes usos. En el ámbito deportivo, por ejemplo, fue el encargado de remodelar el estadio de Balaídos a finales de los años sesenta. De su trabajo, en la actualidad, tan solo queda la grada de Gol, con su característica cubierta papirofléxica. Al mismo tiempo, Antonio Román también creó el pabellón de deportes de As Travesas construido sobre parte de la finca de El Carmen. En ese mismo lugar, unos años antes, estuvo a punto de levantarse una plaza de toros, cuyos promotores le encargaron los planos a este arquitecto.
Otra faceta muy explorada por el protagonista de nuestra ruta por el patrimonio vigués fue la construcción de viviendas unifamiliares. En este aspecto, las dos obras más impresionantes son el chalé de Montecelo, construido para Casimiro Durán en el año 1948, y el de Javier Sensat, en Alcabre, que hoy ocupa el Hotel Los Escudos. En ambos casos, el arquitecto se inspira en la tradición paciega gallega; en el primer, de una forma muy ajustada a los originales de ese tipo de arquitectura, mientras que en la segunda, es más neomedievalista, imitando a las torres fortalezas. Muy distinto a estos ejemplos es el chalé de A Fontaíña, en Coruxo. Fueron muchos los chalés que construyó para personas influyentes de la sociedad viguesa de las últimas décadas.
Cuando la base naval de Ríos pasó a convertirse en la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada (ETEA), Antonio Román Conde fue el arquitecto encargado de levantar sus edificios principales. Faraday, Siemens o Kelvin son algunos de los nombres con los que se bautizó a esos edificios, que hoy en día siguen esperando algún uso. Si por fuera están en aparente buen estado, parece que por dentro presentan algunas deficiencias que sería urgente corregir.
En este recorrido se puede comprobar la variedad de campos temáticos en los que intervino nuestro protagonista. En el polígono de Coia, como se llamó en sus orígenes al conjunto de las nuevas unidades constructivas nacidas a partir de finales de los años sesenta en aquella parroquia aún semirrural, también dejó su tarjeta. Es el edificio de doce plantas situado en la plaza de América, en la zona de la calle Coruña. Es un edificio que fue encargado por la Caja Municipal de Ahorros de Vigo y marcó el estilo de lo que se empezaba a construir entonces en aquel lugar.
Cines
En el área metropolitana, realizó nuestro arquitecto varios cines: Rialto, en Gondomar; Montefaro, en Domaio; y el Nigrán, en Panxón. Antonio Román Conde también fue el responsable de diseñar la primitiva estación de servicio para vehículos de la Plaza de España, hoy reformada. En el campo empresarial, abordó la primera reforma del Hospital Povisa, así como construyó las primera naves de Zona Franca y la nave de oficinas de Barreras que sustituyó al edificio quemado anteriormente. También en pleno centro de Vigo, Antonio Román Conde fue el responsable técnico del edificio del conjunto de la Panificadora que da a la calle Falperra.
En Santiago de Compostela también abordó Antonio Román Conde algunos proyectos importantes. En el plano educativo abordó la reforma del caserón histórico que acoge el Instituto Xelmirés y la obra de nueva planta de la Facultad de Farmacia y Ciencias Biológicas. Este último encargo fue firmado en el año 1972. El otro proyecto importante en la capital gallega fue, en realidad, dos fases de reforma en torno a la antigua Casa de sordomudos y ciegos, que tras la guerra se convirtió en un acuartelamiento militar. En los años sesenta, Román Conde acondiciona el edificio para acoger un instituto, y, ya en los años ochenta, el mismo arquitecto vuelve a reformar el centro para ser sede administrativa de la Xunta de Galicia.