Como si siempre hubiera formado parte del paisaje de la Alcarria, así se presenta ante los ojos esta vivienda, tan majestuosa como con vocación de ser narradora silenciosa del paso del tiempo, con ese ritmo lento y amable lejano de neones y farolas. Cuando los dueños dieron con esta finca de más de un siglo de historia supieron que la construcción de los años cincuenta que albergaba poco tenía que salvar, y contactaron con Diego Rodríguez, alma de ConceptoDR, para que creara el refugio familiar, luminoso y coherente que deseaban. “Estaban en lo cierto, no se podía recuperar y lo mejor era comenzar respetuosamente de cero”. Así, el interiorista comenzó por lo que más le gusta, investigar sobre esta arquitectura popular. “Estas construcciones solemnes están teñidas de cierta tristeza y oscurantismo, con pequeños ventanucos. Ésta había que traerla a hoy, abrirla a la luz y a la naturaleza”, y eso hizo. Planteó una vivienda mayúscula, de 970 m2, repartidos en una planta que alcanza en algunos puntos los cinco metros de altura y, pese a sus dimensiones, es muy acogedora gracias a su distribución: un amplio hall recibidor, dos salones que flanquean el comedor, una gran cocina con office donde reunirse, la librería (el único espacio con escalera por la que acceder a un altillo) y seis dormitorios principales, todos con vestidor y baño en suite, para que quien acuda escoja el que más le guste.
El interiorista revistió toda la construcción de una variante de piedra caliza resistente a la intemperie y que se integra en el paisaje.
Pablo Sarabia
Porche abierto con sofá y butacas Tape Cord y mesa de centro Bellagio, todo de Minotti.
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El comedor de verano con mesa Cuadrado, de MarcioKogan, y sillas Tape Cord, todo de Minotti. En la ventana, lebrillo de fajalauza.
Pablo Sarabia
En uno de los porches que Diego Rodríguez proyectó, con correderas de hierro, sofá y butacas Tape Cord, de Nendo para Minotti, y lámpara New Couture, de Contardi. Al fondo, banco de madera del siglo XIX y óleo de Alejandro Hermann.
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La casa, de una sola planta, alcanza en algunas zonas los cinco metros de altura en los que se incluyó entre la viguería de roble amplios tragaluces. El distribuidor está presidido por la mesa de centro de roble y bronce de ConceptoDR. Consola y pareja de cómodas, de Marita Segovia, con pareja de óleos de Ismael Lagares. A ambos lados, óleos de Antonio Murado. Chandelier Le Sfere, de Gino Sarfatti para Astep.
Pablo Sarabia
En uno de los salones, Diego Rodríguez proyectó una chimenea en hierro natural pavonado. Todos los sofás y butacas son diseño del interiorista con telas de Dedar, salvo la pareja de butacas color maquillaje que son el icónico modelo A-Chair de Jens Risom para Fredericia. Rodríguez también firma la mesa de centro de metal con acabado bronce y sobre de mármol. Flanqueando el fuego, a la izda., óleo de Graça Marques, y dcha., de Rosa Juanco, sobre el sofá, tinta de José Pedro Croft y alfombra de Zigler.
Pablo Sarabia
En el comedor, con chimenea gemela a la del salón, mesa de roble del interiorista y sillas, de Capitol Complex de Le Corbusier y Pierre Jeanneret, editadas por Cassina en roble con asiento de Dedar y chandeliers de acero y cristal Epsilon, de Massimo Castagna para Gallotti & Radice. Las figuras de perdices, de Juan Pan de Soraluce. En la pared, un óleo de Alejandro Hermann.
Pablo Sarabia
La sala de lectura es un agradable salón presidido por los sofás diseño del interiorista, butacas The Spanish Chair de roble y cuero, de Børge Mogensen para Fredericia y tapizadas en terciopelo con patas de madera, modelo Margaret, de Laura Meroni. Al fondo, mesitas de juego obra de Diego Rodríguez; sillas, de Casamilano, y alfombra, de Zigler.
Pablo Sarabia
La casa entera está proyectada en una sola planta a excepción de la librería que cuenta con una escultórica escalera de caracol de hierro natural con acabado pavonado y escalones de roble de ConceptoDR.
Pablo Sarabia
Diego Rodríguez planteó la cocina como otra zona de reunión. Armarios, de Dada, encimera de piedra natural y sillas Min, de Sillería Vergés, con telas, de Dedar.
Pablo Sarabia
“Aquí no hay una habitación principal, porque todas lo son”, puntualiza Rodríguez, quien las planteó de idénticas dimensiones y con el mismo cuidado en los acabados, “para que pudieran escoger dueños e invitados la que más le gustase según la estación, ya que todas miran al jardín, obra del paisajista Fernando García López”. Cama con falso dosel lacado de Ebanistería M. Arenas y mesillas de laca y metal de ConceptoDR; lámparas Equatore, de FontanaArte; lectores Manhattan, de Contardi, y alfombra, de Zigler.
Pablo Sarabia
La naturaleza se integra en cada uno de los baños en suite de seis dormitorios principales, todos tratados con los mismos materiales, el mármol negro de gran veta blanca de Consentino y el roble teñido, un juego que se repite en las amplias duchas o el mobiliario, que creó el interiorista. Los sanitarios y la grifería son de Almacenes Poveda.
Pablo Sarabia
Los espacios están abiertos al paisaje mediante cerramientos de enormes ventanales y puertas acristaladas, incluso las salas interiores se dirigen a frondosos patios. Escogió pocos materiales y experimentó con ellos: ladrillo de cocción natural, roble y piedra que trabajó con oficios de confianza. La limpísima ejecución convive con lo hecho a mano, lo grandioso con lo relajante de los tonos escogidos, todos sacados de la naturaleza más sosegada, lo que confiere a la arquitectura un espíritu relajado y casi místico. Para la decoración, solo piezas depuradas, confortables y sutiles, algunas hechas por su estudio que cohabitan con las de grandes editoras como Minotti, Fredericia o Cassina o Gallotti&Radice, además del otro gran invitado, el arte. Sus dueños, grandes coleccionistas, aprovecharon los altos y anchos muros para vestirlos de buen contemporáneo de Ismael Lagares, Antonio Murado o Alejandro Hermann. Si es cierto que hay lugares pensados para impresionar, otros, como éste, están para cuidar y calmar, como lo hace la familia.
Diego Rodríguez. Las buenas formas
Depurado, confortable, culto y contemporáneo. Así es el trabajo de este manchego y también lo es él. A finales de los 80 creó su propio estudio, pero no fue hasta el 96 cuando fundó ConceptoDR en el castizo Barrio de Salamanca desde donde proyecta viviendas por toda la península, pero también en capitales como Londres o París, todas buscan crear “espacios vivos que transmitan sensaciones, que emocionen” y lo consigue. www.conceptodr.com