Una nueva versión homenajea el clásico «Potencias de diez» con la tecnología y conocimientos actuales; es toda una lección de humildad
La BBC, el divulgador británico Brian Cox y The Open University montaron hace poco esta nueva versión que recrea el clásico Potencias de diez, el minidocumental de Charles y Ray Eames de 1977 que se popularizara al emitirse por televisión en el primer Cosmos de Carl Sagan. En esta ocasión utilizan la última tecnología de imágenes y, sobre todo, actualizan lo que sabemos sobre el universo cuarenta años después para explicar mejor lo que nos rodea viajando a velocidad exponencial desde una escena cotidiana a los confines más lejanos del Universo.
La nueva escena inicial arranca con un pareja de picnic en una playa de Sicilia; a partir de ahí se va alejando a velocidad creciente: el movimiento no es constante; se corresponde a una aceleración tal que cada 10 segundos se aumenta 10 veces de escala; básicamente el lado del cuadrado es 10 mayor a cada paso. Al principio la cosa va lenta, pero en diez segundos ya se mueve a más de 40 km/h. Una novedad es que a se ve pasar la Estación Espacial Internacional; más allá se utiliza una infografía para mostrar la magnetosfera terrestre. Otro detallazo es que han conservado la tipografía y la denominación metres o vez de meters del original.
Cuando se llega a la Luna la velocidad de la cámara supera la de la velocidad de la luz, porque se recorren más de 300.000 km cada segundo. La Tierra queda como un ínfimo píxel a medida que aparecen las órbitas del resto de planetas del Sistema Solar y las estrellas parecen estacionarias porque están tan lejos que no se aprecia movimiento alguno. Un momento precioso es que cuando se sobrepasa la órbita de Plutón y ya parece que estamos atomarviento aparece la sonda Voyager 2, que se lanzó precisamente en 1977, cuando se hizo la primera película. ¡Qué lejos hemos llegado!
A partir de ahí es difícil hacerse una idea de las escalas, pero sobrecoge ver cómo los puntos que eran estrellas se convierten en galaxias, con miles de millones de estrellas, y las galaxias su vez en cúmulos, con miles de millones de galaxias, hasta llegar a nuestro Grupo local y al conjunto de supercúmulos de Pisces Cetus, de unos mil millones de años de años luz de diámetro. Más lejos no se podría ver nada, porque ni a la luz le ha dado tiempo a llegar desde el inicio de los tiempos; tan sólo se puede especular.
La última parte del documental deja sin duda una una gigantesca sensación de humildad, porque permite atisbar cuán insignificantes somos los pequeños seres humanos en nuestro pequeño planeta en una estrella olvidada en una galaxia entre millones de otras en un universo mucho más vasto. ¿Seremos los únicos en esa inmensidad? Parafraseando a la doctora Arroway de Contact… «¡Pues entonces…! ¡Cuánto espacio desperdiciado!»
Algo que no hay hecho en este nueva versión es mostrar el camino inverso: de la escala humana a la subatómica. Esperemos que puedan hacerlo en otra ocasión porque el resultado es tan espléndido como didáctico.
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