Mayice escribe sobre la luminaria Dune para LZF Lamps

La manera con la que tratamos el cristal se fundamenta en el análisis de sus propiedades y en cómo podemos llevarlas al límite. Es un producto muy especial con el que tenemos una relación cercana desde que hace años comenzamos a trabajar en los hornos de La Real Fábrica de Cristales de la Granja con diversas técnicas: desde el vidrio soplado en caña hasta el borosilicato en torno. 

Históricamente, este material ha estado rodeado de misterio. No se sabe exactamente en qué momento fue descubierto. Existen leyendas sobre unos mercaderes que viajaban por el desierto de Siria con natrón. Al calentarlo sobre la arena encontraron algo duro, brillante y vítreo similar a una piedra transparente. Y, de algún modo, ese enigma es el que hemos querido llevar a Dune: una escultura lumínica que nace como resultado de un laboratorio de ideas.  

Detrás de su trazo sencillo y abstracto, hay un trabajo profundo basado en la contemplación del cristal y la luz en un diálogo con un elemento tan diferente como la madera. Como luminaria, Dune es la consecuencia de muchas pruebas en el taller en estrecha colaboración con los artesanos, con los que fuimos desarrollando procesos de experimentación, de análisis estético y de funcionalidad. Y aunque todas las Dune parezcan iguales, las deformaciones de su superficie son únicas, ya que en cada pieza el maestro da su aportación personal sin el uso de moldes.

Esta lámpara etérea surge como una conversación entre creación artesanal y tecnología, y ha sido producida para la firma española LZF Lamps, que incluye el cristal por primera vez en su catálogo. El concepto tras su diseño ha sido un volumen puro retroiluminado de madera encapsulada, con el que conseguir una línea limpia de luz que se puede redirigir en el espacio para iluminar la habitación o su techo. Premiada internacionalmente, Dune nos despierta la alegría y la satisfacción de lo bien hecho. Contemplándola, hacemos nuestras las palabras de Alejandro de la Sota cuando afirmaba que la emoción del buen diseño hace sonreír, da risa. | Mayice

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