El orden vs la vida: el nuevo ‘caos urbano’ en tiempos de ‘permacrisis’

El orden vs la vida: el nuevo ‘caos urbano’ en tiempos de ‘permacrisis’


El orden vs la vida: el nuevo 'caos urbano' en tiempos de ‘permacrisis’

 

 

El caos urbano navega con soltura entre la incertidumbre. O así lo aseguraba la urbanista Jane Jacobs en su gran obra Muerte y vida de las grandes ciudades, donde criticaba el modelo urbanista estadounidense de los años cincuenta. “No hay ninguna lógica que pueda ser impuesta a la ciudad”, sentenciaba Jacobs. Algo parecido decía el arquitecto de principios del siglo XX Le Corbusier cuando afirmaba que “la ciudad es una fiera”, lo que le da tablas y arrojo para enfrentarse a estos nuevos tiempos de incertidumbre. Ahora, la ciudad se enfrenta a una nueva crisis y con ella tiene una nueva oportunidad para reinventarse.

 

Tras una pandemia que hizo reflexionar a políticos, directivos y vecinos sobre la importancia de las calles llenas, los usos mixtos y las ciudades resilientes, a la urbe la toca ahora sumergirse de nueva en una crisis. Esta vez, se trata de un conflicto geopolítico que ha ido empapando los distintos estratos sociales hasta hacerse con el título de permacrisis: un periodo prolongado de inestabilidad e inseguridad, especialmente después de una serie de eventos catastróficos.

 

Una de las capas de esta amalgama de crisis con la que se inicia 2023 es la climática, donde arquitectura y urbanismo llevan años fijándose en busca de soluciones que consigan adaptar el nuevo clima a la ciudad, que también puede llegar a lidiar con la falta de recursos o los conflictos sociales.

 

El urbanista Samuel Llovet, socio del estudio de arquitectura barcelonés Jpam City Makers, aboga por tirar de un mantra altamente repetido los últimos años, pero que esta vez se adapta a la perfección: “la crisis es una oportunidad”. “La incerteza no frena la innovación urbanística, en todo caso tendría que ser lo contrario”, argumenta Llovet. Con sede en el distrito industrial del 22@ y fundado en 2015, el despacho que trabaja también en el área de Gran Via de la plaza de las Glòries está expectante ante cómo la ciudad acaba digiriendo los nuevos cambios urbanos que se van produciendo y los que vendrán en este nuevo tiempo de crisis.

 

 

 

 

Francisco de Paz, managing partner del GCA Arquitectos, va un paso más allá. “La arquitectura es un medio de transformación muy valioso para invertir muchas de las tendencias que están alimentando la policrisis actual, pero siempre tiene que estar acompañada previamente por una estrategia política a largo plazo”, advierte el arquitecto. Llovet añade que las reformas atrevidas y nada tímidas, como las de la ‘super illa’ en Barcelona, de las que aún hay que valorar los resultados finales, cuentan con el gran atributo de hacer avanzar en un nuevo modelo de ciudad, aunque después haya que corregirlo.

 

De Paz sostiene que las crisis en la ciudad se traducen en una política de diversificación de usos, localizaciones e internacionalización. Algo parecido a la respuesta que surgió de la anterior crisis, la del Covid-19, cuando todas las ciudades se dieron cuenta de su falta, o no, de resiliencia.

 

La pandemia también dejó heridas urbanas que no han acabado de sanar “el sur de Madrid no se ha recuperado del Covid-19 y la crisis económica”, apunta Agustín Hernández Aja, catedrático de arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, que describe la recuperación como más lenta de lo esperada. “A las zonas que se crearon para una ciudad industrial que ya no existe todavía no se les ha dado una solución”, añade el catedrático

El reto más largo plazo al que se enfrenta el urbanismo es el de encontrar la manera de funcionar en un escenario de reducción de energía y recursos, según Hernández Aja. “La eficacia del sistema ha llegado a su límite y en algún momento se tendrá que enfrentar a su

nuevo escenario”, añade el catedrático.

 

 

 

 

A esa demanda se une también José Luis Penelas, arquitecto y catedrático de la Universidad Europea de la Universidad Europea de Madrid, que aboga por atreverse a realizar reformas más profundas. “Se está proyectando el urbanismo con la realidad de hoy, cuando hay que pensar en el largo plazo”, asegura Penelas, quien pide “cambiar el sistema de pensamiento y dejar de planificar las ciudades como hace veinte siglos”.

 

Ambos arquitectos coinciden en la necesidad de generar más espacios públicos, ciudades abiertas, bien orientadas y compactas, una lección que no parece haber calado, aun después de años de Covid-19. “El efecto de la pandemia en el urbanismo es muy limitado, ha pasado muy poco tiempo y esta disciplina necesita más”, sostiene Penelas.

 

Sobre la gestión urbanística, un estudio publicado en la revista académica Urban Affairs Review afirmaba, tras analizar como distintas ciudades europeas respondieron ante el Covid-19, “que los diversos destinos de las ciudades europeas estarán inextricablemente ligados a la dinámica y las tendencias políticas a escala europea y mundial”, lo que abre la puerta a que vean afectado su rumbo con esta nueva crisis. Para mejorar la capacidad de las ciudades ante eventos inesperados o urgentes, el estudio realizado por Roberta Cucca y Costanzo Ranci proponía aumentar la gobernanza multinivel, dando más poder a los Ayuntamientos a la hora de gestionar la ciudad.  

 

En España, las reformas se enfrentan al Plan General Urbanística (PGU) de las ciudades. “Han quedado obsoletos e impide que avance la creatividad”, sentencia José Luís Penelas, arquitecto y catedrático de la Universidad Europea de la Universidad Europea de Madrid. “Los planes generales ya no se utilizan en otros países, hay que cambiar el sistema de pensamiento”, añade Penelas, autor del proyecto del parque Juan Carlos I de Madrid.



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