Plan para Buenos Aires: Buenos Aires, la ciudad que fue sueño y tormento de Le Corbusier
Vista desde el barco, Buenos Aires era una línea atrapada entre la infinidad de su costa y la llanura pampeana. Esa vista nostálgica, para Le Corbusier, fue un renacer. El padre de la arquitectura moderna llegó a la capital argentina en 1929 buscando una nueva oportunidad. Tachado de burgués por la Unión Soviética y por la Alemania que estaba a punto de abrazar a Adolf Hitler, ignorado en París en su ansia por derrumbar y reconstruir la ciudad, y con cada vez menos influencia entre los arquitectos que había alumbrado, la ciudad atrapada entre dos infinitos se convirtió en su obsesión. Durante los próximos 20 años, Le Corbusier idearía un plan para reformarla y chocaría con uno de los periodos más convulsos de su historia: la Gran Depresión, el primer golpe de Estado en el país y el ascenso del general Juan Domingo Perón.
“Todas las ciudades del mundo están enfermas. Y Buenos Aires, como todas, sufre hoy las consecuencias de 100 años de errores urbanísticos”, escribió el arquitecto a su llegada a la capital argentina. Había sido invitado por la Asociación Amigos del Arte y la escritora Victoria Ocampo, lumbre de la burguesía y de la cultura de la época, que le había prometido un pedestal y un plano fértil para su trabajo. Pero el arquitecto los desconcertó. En la decena de conferencias que dio en la ciudad, Le Corbusier decretó que Buenos Aires estaba enferma, “empujada por su misma vitalidad hacia la parálisis y el caos urbano”. Sin intenciones de construir viviendas para la clase alta en apogeo en Argentina, se embarcó en una misión que nadie le había pedido: un plan para reformar la ciudad.
“Le Corbusier anticipó el desastre. Las ideas son siempre discutibles, pero vio un problema en la manera que se habitaba la ciudad y pensó una solución”, afirma el director de cine Gerardo Panero (Chivilcoy, 1980) que, en su último documental, sigue las huellas del arquitecto por la ciudad que se convirtió en su obsesión. El documental Plan para Buenos Aires comienza con la visión de una ciudad construida dando la espalda a su río y un Le Corbusier que, con un plan fracasado para reconstruir París, ve en Buenos Aires el terreno ideal para reformular sus ideas. Cuatro años antes de llegar a Argentina, el arquitecto había ideado el Plan Voisin, con el que proponía demoler buena parte de París para levantar edificios enormes rodeados de áreas verdes. Sin lugar para su tabla rasa en París, pensó haberla encontrado en la joven capital argentina.
Le Corbusier no necesitó más de un par de semanas en Buenos Aires para detectar los problemas que hoy se han amplificado: la ciudad desentendida de su costa, un tejido urbano saturado y creciendo fuera de control y un sur industrial abandonado frente al desarrollo del centro y el norte. A través de entrevistas y los pocos croquis y dibujos a mano alzada que dejó Le Corbusier como legado de su plan, Panero desentraña los tres momentos en los que el arquitecto chocó con la realidad argentina: Le Corbusier y su romance efímero con la élite de los años 20; Le Corbusier en busca del beneplácito del Gobierno golpista del general José Félix Uriburu en 1930; y Le Corbusier desairado por el Perón que reformó Buenos Aires con sus planes quinquenales a finales de la década de los 40.
El fracaso de su único viaje a Argentina tuvo revancha ocho años después. En París, dos jóvenes arquitectos argentinos, Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan, tocaron la puerta de su estudio para pedirle ser sus pasantes. Le Corbusier los puso a trabajar en su plan para la ciudad junto al catalán Antonio Bonet que, con raíces en Argentina, les propuso llevar las ideas del modernismo europeo de vuelta a América Latina.
El Grupo Austral, que nació de esas ansias, fue una unión de arquitectos, artistas e industriales que a golpe de manifiestos y con una feroz posición política quisieron reformar las ciudades. Una de las voces clave del documental, el arquitecto Jorge Francisco Liernur, que escribió la historia del grupo, recuerda que esto incomodaba a Le Corbusier, que pedía calma a sus discípulos: “Les dice que paren la mano, que no agiten”. El arquitecto francés quiere que los Gobiernos lo contraten, no incomodarlos.
Ferrari Hardoy, Kurchan y Bonet publicaron su propio plan sin el consentimiento de Le Corbusier. La llegada de Perón al Gobierno argentino terminó de resquebrajar la relación entre el maestro y sus discípulos: el general quería un plan urbano para Buenos Aires y los arquitectos, convocados por su secretario de Obras Públicas, Guillermo Borda, rescatan su plan sin lugar para el maestro.
“Las pujas políticas y la realidad política tienen mucho que ver con su alejamiento del proyecto final”, relata Panero. “Quien tiene poder, creo, termina queriendo controlar absolutamente todo. Ahí hay un choque. Lo segundo es una realidad que queda fuera de nuestro tiempo: las comunicaciones no eran las mismas y el paso del tiempo es más pesado. Si había que tomar decisiones, sabían que iba a tomar tres meses en responder una carta… Creo que hay mucho de eso que fue embarrando la relación”.
El plan original fue enterrado, pero la influencia de Le Corbusier todavía se puede encontrar hoy en Buenos Aires: Puerto Madero y sus rascacielos representan la “Ciudad de los negocios” que el arquitecto había pensado en una extensión fuera de la ciudad en medio del río. La vivienda social del primer peronismo, como las ampliaciones de las avenidas y la red de autopistas que vinieron después, también remiten a la idea original.
Su gran huella en Argentina, sin embargo, no tiene nada que ver con la ciudad. En 1949, mientras sus discípulos rediseñaban la ciudad junto al peronismo, Le Corbusier terminó su único encargo en Latinoamérica: la casa Curutchet. La vivienda familiar que el arquitecto diseñó para el cirujano Pedro Curutchet se terminó en 1953. Le Corbusier la diseñó desde París y nunca fue a ver la obra terminada.
‘Plan para Buenos Aires’, en Madrid
Tras su estreno en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires en 2022, el documental se proyectará el próximo 15 de marzo en la Casa de América de Madrid.
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