Cincuenta tonos de blanco: la guía definitiva para aprender a usar el color más agradecido del universo ‘déco’

Lo que muchos definen cómo no color en realidad siempre ha sido sinónimo de clasicismo. Asociado a valores como la pureza, el blanco en todos sus matices siempre ha sido paradigma de elegancia absoluta y esencial. Al igual que el negro, nunca está fuera de lugar, aunque diseñar interiores utilizándolo como único color puede resultar a menudo arriesgado. El blanco tiene muchísimas tonalidades, pero en cualquier caso su percepción está fuertemente enlazada con la iluminación utilizada. «La arquitectura», afirmaba Le Corbusier, «es un juego, magnífico y correcto, de formas bajo la luz», y por eso el blanco absoluto puede ser deslumbrante por lo cual la forma de utilizarlo es en combinaciones acertadas y con una intención clara del efecto que se quiere lograr. 

A menudo, la elección de no utilizar colores obedece al miedo a no equivocarse, con lo que también se corre el riesgo de crear entornos «monótonos». Mejor, por tanto, atenuar el blanco total y jugar con alfombras, cuadros, accesorios, o incluso una pared, más oscura, eligiendo tonalidades de gris o incluso el negro, su socio histórico y más cercano. Perfecto con todo tipo de maderas, e inmediatamente perceptible en ambientes escandinavos y shabby chic, sin embargo cuando se combina con acero cambia de cara hacia la frialdad. Dejado de lado durante algunos años, hoy, en un mundo deseoso de iniciar un nuevo rumbo, el diseño vuelve a partir de la pureza de las formas, y el no color es su complemento más seguro.

Minimalista, pero cálido, con un toque de gris

El blanco realza la sensación de espacio como ningún otro color, iluminando todas las zonas en las que se utiliza y reflejando la luz sin retenerla. Para romper el efecto continuo, es necesario intervenir y jugar ingeniosamente introduciendo matices de gris, otro color refinado que habla de esencialidad. También se considera sinónimo de elegancia, como demuestra la zona de estar de cálido minimalismo propuesta por Living Divani con el sofá Greene System en su centro, una de las propuestas más recientes de la empresa diseñada por David López Quincoces, que puntúa el espacio en la sucesión de respaldos curvos que delimitan volúmenes suaves, suspendidos sobre un pie esbelto. El negro de las mesas se convierte en gráficas puras cómo dibujadas en el espacio.

La forma del blanco