Aste Nagusia 2022 I Leticia Sabater, concierto en Pinpilinpauxa: Leticia Sabater: «Mi madre siempre me dijo que me enamorase de un vasco»

Cercana y cariñosa en las distancias cortas, da la sensación de que hay dos Leticia Sabater (Barcelona, 1966). La de la tele y las ‘salchipapas’. Y la otra. «Normal y corriente. Me gusta ejercer de estrella en el escenario, pero fuera las tonterías del estrellato no me van nada. Mantengo mi grupo de amigos desde el colegio y los pies en el suelo, que es lo que me ha enseñado mi familia». Se considera «una persona alegre -Leticia significa ‘alegría’- y práctica, sin complicaciones, bastante fácil de llevar». Le entristece, eso sí, la gente «que no tiene palabra». «Yo soy capaz de cumplir un trato dando la mano, la honestidad me parece lo principal del mundo. Y los vascos son gente de palabra, quizá por eso nos llevamos tan bien».

Le encantaría que «el mundo estuviese hecho para no envejecer nunca», pero mientras descubren el secreto de la inmortalidad, ella «aprovecha el tiempo de verdad». «Siempre digo a los míos que en mi epitafio pongan: ‘¡Que me quiten lo bailao!’ El día que me muera quiero que quede claro que he trabajado muchísimo, pero que también me he divertido como una enana». Briviesca, Respenda de la Peña, Mollet del Vallès… este verano las verbenas de muchos pueblos de España han llevado su nombre. «Tengo 90 conciertos hasta septiembre, esta gira se me ha ido de las manos».

Con poco tiempo libre, cuando puede se escapa a Las Arenas. «Me encanta, no tengo casa allí, pero voy muchísimo. Me gusta ver esas mansiones tan espectaculares, el paseo marítimo, el embarcadero… es tan bonito». Quizá en alguna de estas escapadas encuentre el novio que su madre quería para ella. «’Leticia, créeme, los vascos son los mejores hombres del mundo’, me repetía siempre. Falleció hace años y me quedé con la pena de no haberle preguntado el porqué». Eso sí, aquel consejo materno caló. «Son mi debilidad, me parecen guapos, encantadores, simpáticos y generosos. Y cómo se nota el matriarcado, los hombres de Euskadi están mejor educados que en cualquier otro sitio del mundo».

La polifacética presentadora y autora de ‘hits’ como ‘Salchipapa’ o ‘Vete pal carajo tra tra’ actuará esta noche a las 00.30 horas en la txosna Pinpilinpauxa. Dice que va a «petarlo a saco» con un ‘show’ «muy participativo y para todas las generaciones» en el que, además de cantar sus temas, versionará canciones de los 80 y 90. El lleno está asegurado. Y lo otro quién sabe. «Tengo la esperanza de encontrar novio en fiestas de Bilbao y yo nunca me rindo».

En Aste Nagusia hemos hablado con ella, pero dos días antes del concierto -«el domingo voy a estar muda, que quiero darlo todo en la actuación»-, para conocer los secretos de su armario y estilo de vida:

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¿Con qué look vas a sorprender en el concierto de esta noche?

– Voy a ponerme un conjunto dorado que me hace unas tetas espectaculares. Es impresionante, con lentejuelas bordadas a mano. Me lo han fabricado en Japón, en la misma fábrica en la que hacen los vestuarios a Lady Gaga. Y, por supuesto, con mi sombrero de copa blanco lleno de strass, una americana negra y dorada; y unas botas altas a medio muslo. Y purpurina por todo el cuerpo. Me gusta ver a mis vascos bien sexy.

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¿En quién te inspiras para tus estilismos sobre el escenario?

– En Madonna, Jennifer López, Lady Gaga… Todos los veranos he ido un par de meses a Nueva York para dar clases de canto, baile e inglés. Mi esencia, realmente, es mucho más americana que española.

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¿Qué prendas no pueden faltar nunca en tu maleta de vacaciones?

– Nada en especial, porque ropa interior no uso. El sujetador aprieta mucho, y las braguitas se me marcan y me da mucha rabia. Menos tiempo pierdo en vestirme.

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A la Reina Letizia le han llovido las críticas por llevar un minivestido que mostraba sus rodillas. ¿La ropa tiene edad?

– No, no la tiene. En esta vida hay una frase que es la que mejor me define: «Vive y deja vivir». No entiendo a la gente que pierde el tiempo criticando a los demás o se amarga la vida por no tener lo que tiene el vecino. Si te apetece ir con falda larga, llévala. Si quieres minifalda, póntela. Haz lo que te dé la gana sin hacer daño a nadie. Y si quieres hacer una orgía en tu casa, hazla sin molestar.

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¿Qué es la elegancia?

– Me parece un concepto muy relativo. Para mí es ir feliz con lo que llevas puesto.

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Te casaste en 2001 con un vestido espectacular de Petro Valverde, el diseñador que también eligió la Infanta Elena para ir al altar. ¿Te lo has vuelto a poner?

– El diseño era maravilloso, lo eligió mi madre. Pero no me lo he vuelto a poner porque mi matrimonio duró seis meses y, como comprenderás, cogí manía al traje.

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¿Eres supersticiosa con la ropa?

– Sí, nunca me pongo de amarillo, es un color que considero gafe.

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¿Tienes armario o vestidor?

– Vestidor, porque las prendas de los conciertos y videoclips ocupan bastante. Lo tengo ordenado porque son piezas caras y delicadas.

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¿Te pasas mucho tiempo delante para elegir qué ponerte?

– Para el día a día tardo exactamente tres minutos. Abro el armario y digo ‘esto mismo’. Llevo pantalones cortos y camisetas de tirantes, siempre con un puntito ‘sexy’, pero informal. Y lo mismo me pongo una prenda de Gucci que de H&M, no miro la marca, sino que me guste.

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¿Cuál es la prenda más atrevida de tu armario?

– Un conjunto blanco acharolado de braguita y top, con el pecho en punta, muy Jean Paul Gaultier. Pero ya no lo tengo, me lo compró una fan en la tienda ‘online’ por 300 euros.

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¿Y lo más caro de tu armario?

– Un reloj Roadster de Cartier que me costó 50.000 euros. De oro blanco y con brillantes buenos ¿eh? Me lo autoregalé. Soy una fanática de los relojes y los coches. Este año me he comprado un Porsche Cayman que me apetecía mucho. Blanco, muy bonito.

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¿Un perfume?

– Mi favorito es Terre d’Hermés. Yo siempre uso fragancias de hombre, me encantan. Las de chica son muy empalagosas.

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Nunca has ocultado que te has retocado los pómulos, los ojos, los pechos, los glúteos, la nariz… ¿Los retoques estéticos crean adicción?

– Yo no soy ninguna adicta, cuando me he operado es porque no estaba a gusto con mi físico. Lo importante es la proporción. La única operación que me he hecho por capricho son los abdominales, porque me encantaba como quedaban. El pecho no era una necesidad, pero en mi profesión me ha ayudado tener más.

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¿Cuidas tu alimentación?

– Hago cinco comidas al día. Hamburguesas, pizzas, pintxos, vinitos… como todo lo que me gusta, pero en pequeñas cantidades. Unas alitas de pollo con tabasco y una botella de sidra es la mejor cenorra del mundo. Y un buen vasco y te juro que no necesito más.

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¿Practicas deporte?

-En verano poco, voy de concierto en concierto, y el día que tengo libre lo único que hago es descansar. El resto del año sí voy al gimnasio un par de días a la semana. Hay que cuidarse, que ya no tengo veinte años aunque me porte como si los tuviese. Y no me gusta madrugar ¿eh? Soy trasnochadora, pero duermo mis nueve horas, como una princesa.

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¿Qué no te pondrías nunca?

– Una sotana.