Atención al detalle • La Nación

Si queremos avanzar en competitividad, marcando la diferencia por lo que somos o hacemos es determinante consolidar en nuestra sociedad la importancia y necesidad de aprender a actuar atendiendo los detalles mínimos y dejando de lado la superficialidad de nuestras acciones que solo nos lleva a ser parte del montón de los mediocres. La atención al detalle es lo que diferencia lo bueno de lo extraordinario, pero en un mundo tan lleno de cosas por hacer diariamente, cada vez es más difícil poner el foco de atención a los detalles que marcan la diferencia.

El New York Times puso en el obituario del arquitecto alemán Ludwin Mies van der Rohe en 1969 una frase que el germano solía utilizar y cuya validez sigue aplicando hasta nuestros días: “dios está en los detalles”. Y el arquitecto tenía la razón, no colocar el tornillo correcto en el parabrisas de un avión puede generar que este se desprenda y el avión tenga que hacer un aterrizaje de emergencia; Bajar el sillín del piloto 1 milímetro, en la fórmula uno puede ahorrar 16 centésimas de segundo por vuelta y utilizar un ‘gato’ pivote en las paradas en ‘boxes’ les ahorra 450 milésimas.

¿Qué pasaría si en nuestras empresas trabajáramos por mejorar nuestra motivación y capacidad de percibir detalles mínimos, dentro de grandes volúmenes de información, si ante cada emprendimiento trabajáramos para hacer de lo común algo extraordinario? Creo con firmeza que podríamos pasar de la mediocridad a la excelencia y seríamos una región más competitiva. Sin embargo en nuestra región poca importancia le damos a este tema, es más, es usual que se realicen trabajos sin atender a detalles que pudieran marcar la diferencia, en eso la pereza pareciera ganarnos la partida y desafortunadamente en la mayoría de las ocasiones, lo logra.

Trabajar en acciones que nos permitan atender más a los detalles que destacan en forma evidente lo que hacemos, debiera ser una prioridad. Fortalecer virtudes como la perseverancia o la constancia, acciones como la cautela y atención al momento de desarrollar una labor, incluso tener rutinas de revisión, aprender a ejercitar la memoria, o tener un sistema que permita mejorar lo hecho con evaluaciones serias y concretas, así como mejorar la lectura y escucha activa al momento de actuar como emprendedores, puede marcar la diferencia y convertirse en el detalle que nos permita destacarnos a la hora de actuar.