Churkeychanga, la popular fusión que une los sabores de «Acción de Gracias» y de Tex-Mex

Churkeychanga, la popular fusión que une los sabores de «Acción de Gracias» y de Tex-Mex


Los residentes de Wilmington, Carolina del Norte, esperan con ansias las cuatro semanas previas al Día de Acción de Gracias, el único momento del año en el que un popular restaurante local ofrece la Churkeychanga, una chimichanga diferente que une la tradicional cena estadounidense de pavo, papas, relleno de migas, “gravy” y salsa de arándanos, con los sabores y la tradición culinaria tex-mex.

En la ciudad costera conocida por sus mansiones sureñas, su historia en la Guerra Civil de Estados Unidos y más recientemente por ser locación de películas y series como Black Velvet, Cape Fear y One Tree Hill, no son usuales las líneas en casi ningún establecimiento.

Sin embargo, cada noviembre en Flaming Amy’s Burrito Barn cientos esperan pacientemente a que llegue su turno de probar la curiosa invención: pechuga de pavo rostizada, puré de papas con ajo y relleno casero hecho con pan de maíz, envuelta en una tortilla y frita a la perfección.

En Flaming Amy’s la terminan con gravy de crema de jalapeño y salsa al estilo mexicano hecha con arándanos, una fusión exitosa por la que muchos peregrinan cada año hasta la pequeña locación, decorada con incontables pegatinas y simpáticos carteles.

El restaurante de Amy y Jay Muxworthy comenzó a servir Churkeychangas en 2012 y solo venden 300 cada día. En la última década se han asegurado una clientela leal a sus divertidas creaciones a base de producto local. Su “salsa bar” es un éxito entre regulares y visitantes ocasionales, con sabores como wasabi con aguacate, piña con jalapeño y pepino de Asia.

Muchos habituales han pedido que se extienda la “temporada de Churkeychanga” a todo el año, pero los dueños de Flaming Amy’s prefieren mantenerla como una ocasión especial, del 1 de noviembre hasta el día antes de Acción de Gracias, en parte por lo complejo de su elaboración y todas los ingredientes que completan la receta.

“Suelo comerme una churkeychanga a la semana y a veces, pido tres o cuatro cuando se acerca Acción de Gracias para congelar y comerlas después. Son así de buenas”, aseguró a la Voz de América, Jake Colby, un “fanático” que viaja cerca de 20 millas desde el condado vecino cada temporada.

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