Crónica y fotos de NILE + KRISIUN + IN ELEMENT en Madrid

Crónica y fotos de NILE + KRISIUN + IN ELEMENT en Madrid


 

NILE

+ KRISIUN + IN ELEMENT

Martes 22 de Noviembre de 2022 – Sala Changó – Madrid

¿Quién dijo que los martes no son divertidos?. No pensábamos de ese modo los que estábamos en la sala Changó madrileña el pasado dia 22, dispuestos a ver un cartel que variaba según la ciudad en la que cayese la gira, siendo los encargados de abrir fuego, o bien los españoles ETERNAL PSYCHO o los franceses NARAKA, que eran quienes pertenecían al show de la capital, como ya hiciesen en su visita junto a CRADLE OF FILTH.

Finalmente ni una, ni otra, siendo los argentinos IN ELEMENT los que me sorprendieron al entrar con una estética cuanto menos, curiosa, con máscaras, pasamontañas y una actitud que al menos en lo que a mi respecta me recordó a otras formaciones notorias de la historia del metal como SLIPKNOT o BRUJERÍA, aunque su propuesta musical distase demasiado de lo que encontraríamos avanzada la noche, y por supuesto, de las dos gigantescas bandas que he nombrado.

Como es lógico, el público era escasísimo dado el temprano comienzo de su espectáculo, y la banda entretuvo a los curiosos con una fusión de voces desgarradas y limpias que se movían entre el metalcore, el hardcore y el death metal melódico, derrochando energía en escena, gozando de un sonido correcto (no tan pulido como el que gastan en estudio), pero sin terminar de cuajar por propuesta entre los asistentes, mayormente interesados en los siguientes KRISIUM, y obviamente, en NILE.

Temas como «Melancholia» de su debut Lyra, si que nos hicieron mover la cabeza, pero entre el poco tiempo que pudimos gozar de ellos, y que el contexto quizás no era el más propenso para su propuesta, podemos decir que pasaron plenamente despercibidos para los poquísimos asistentes que decidieron acercarse a ver a IN ELEMENT. Solo deciros que llevan desde 2005 dando guerra, seis discos de estudio (el último Victory or Defeat recién editado) y que dirigidos a otro tipo de giras, la banda promete espectáculo, fusión y buenos momentos musicales.

Sin embargo, con la portada de su último Mortem Solis en la pantalla trasera de la sala, y una pequeña avalancha de gente que acababa de llegar a la sala dispuesta disfrutar de lo lindo, KRISIUN salieron al escenario a darlo todo…literlamente. El trío conformado por los hermanos Moyses y Max Kolesne, acompañados del gran e inigualable e imponente Álex Carmago, me hicieron sonreir conforme salieron a escena…porque lo primero que pensé fue en lo grande que es Brasil en materia metal cuando se ponen manos a la obra. «Kings of Killing» de su álbum homónimo empezó sonando asesino, con actitud y ese deje más cercano a Vader que tanto gusta en la actualidad.

La actitud me trajo a la mente a los mejores y tempranos Sepultura, hermanos de país de KRISIUN, que empezaron su espectáculo arrasando, dirigiéndose al público, y decir que aunque los tres son unos súper músicos, la labor de Max tras su kit es estratosférica…¡qué manera de pegarle a cada parte de su batería!, ¡qué precisión!. Una lección de cómo hacer música poderosa sin necesidad de dos guitarras ni un equipo que ocupe medio escenario. Impresionante.

Álex se dirige al público en castellano, da gracias por la calidez de la acogida, y sigue aporreando su bajo como nadie, con una actitud de gratitud y respeto que se agradece y recibe respuesta inmediata. Un buen rollo contagioso (entre trago y trago, y siempre con una sonrisa) el que gasta el frontman. «Swords Into Flesh» de su último Morten Solis es un despligue de fiereza, arrasador y una exposición sensacional de técnica por parte de Moyses, todo un guitar-hero del death metal que me dejó impresionado de verdad.

Cada golpe, cada nota y cada compás estaba milimétricamente ejecutado…sin perder un ápice de fuerza, contundencia y agresividad. Los moshpit aparecieron tan pronto como Álex levantó su dedo, agradeció la entrega y pidió que se produjese la avalancha «entre hermanos». No tardó en elevar la temperatura del ambiente al rojo vivo. Southern Storm de 2008 tuvo su representación en la veloz «Combustion Inferno», veloz, rabiosa y aniquiladora…actitud, voces de ultratumba y un sonido arrollador. Solo a la altura de grandes bandas.

Entre múltiples agradecimientos, chupitos, tragos de cerveza y buena vibra, fueron cayendo clásicos de la banda, que, se dice pronto, lleva en activo desde 1995, y que de haber tenido este directo desde hace décadas, lo que me sorprende es que no sean considerados de primera línea. Trallazos como «Descending Abomination» de su Conquerors of Armageddon me pareció sideral, perfecta para no parar de hacer headbanging y disfrutar del auténtico death metal old school.

Pero os reto a intentar desechar cualquier tema de los que eligieron para el set…la brutalidad de «Vengeance’s Revelation» no dejó títere con cabeza, y la batería de Max echaba humo, derrochando una calidad interpretativa de otro nivel. Siguieron moviendo el círculo infernal humano con «Necronomical» de su último trabajo, mucho más pesado, basado en el riff y demostrando que dentro de su sonido se puede mostrar un abanico inmenso de sonoridades, estructuras y formas.

«Apocalyptic Victory» es death metal de pura esencia, para que las primeras filas generasen un ambiente aparentemente violento, pero lo cierto es que se respiraba una hermandad increíble, promovida por el gran Álex, que nos condujo a un final apoteósico y apocalíptico de show dando cabida a su nuevo disco en «Serpent Messiah» y su clásico «Hatred Inherit», con el que se despidieron por todo lo alto del público madrileño entre aplausos, griterío y felicidad absoluta de haber presenciado un verdadero concierto de puro death metal para el recuerdo…¡inmensos KRISIUN!

Después de la debacle controlada que generaron los sensacionales brasileños, teníamos muchas ganas de NILE, que destapaban una batería de mayor tamaño, y nos mostraban su logotipo en la pantalla trasera, que poco tardaría en desaparecer para dejar todo el fondo en negro (mucho más elegante, dado el tamaño de los píxeles que casi deslumbraban).

Tensión tras la larga intro, que se disipó conforme salieron los americanos a escena, que, por si no lo sabéis, solo conservan a Karl Sanders como mente líder, siendo el batería George Kollias el que más tiempo lleva a su lado (desde 2004) de los músicos que salieron al escenario de Changó, sorprendiéndome para bien un Scott Eames que, no solo da la talla técnicamente con su BC Rich roja, sino que vocalmente es un complemento realmente perfecto para los temas compartidos con Karl, dejando el listón alto para siguientes vocalistas en NILE…si los hay (que los habrá, y si no mirad la lista de voceras que han pasado por sus filas, siempre pluriempleándose con instrumento/voz, destacando un Dallas Toler Wade que no ha tenido rival posterior).

Empezar el show con «Sacrifice Unto Sebek» de su clásico Annihilation of the Wicked, es ganarte al público desde el primer acorde, aunque el sonido no sea del todo nítido, y casi sea incluso molesto desde las primeras filas. No obstante, el recibimiento fue brutal, pero no al nivel de entrega de KRISIUN, ya que la banda poco o nada interactúa con el público, dedicándose a derrochar técnica y virtusosismo. Scott además, aunque gasta un registro menos grave que sus antecesores, no deja lugar a dudas…es un fantástico músico, ya que como frontman, supongo que debido a su rol y la complejidad del mismo, no puede prodigarse demasiado, siendo Karl el más activo.

Viajamos al pasado, concretamente al soberbio Black Seeds of Vengeance, y ahora sí «Defiling the Gates of Ishtar» sonó demoledor, arrasador…pero el público no terminaba de caldearse del todo, hasta que empezó «Kafir!», presentado por Karl y metiéndonos en el show de lleno. Pura compenetración Karl/Scott que se contagió al público enseguida, una vez estabilizado el sonido, que dejó que además los matices de batería se escuchasen por toda la sala.

Fueron cayendo temas de casi todas las épocas, y es algo que me gustó del show, pues a pesar del corto set, consiguieron un equilibrio entre sus varias épocas. «Call to Destruction» de su anterior What Should Not Be Unearthed se ha convertido, dada la reacción de las primeras filas, en una de las favoritas, mientras que la primera vez que Karl enlazase más de 3 palabras dirigidas al público fue en «Long Shadows of Dread » de su actual Vile Nilotic Rites, muy bien recibida, por cierto. Tan cierto como que el público no llegó a meterse tan en harina como si hizo con KRISIUN, lo que nos hace pensar en la importancia de que un portavoz de la banda se dirija directamente a sus fans, aunque Álex contase con la ventaja del idioma.

Una de las más pedidas de la noche fue «In the Name of Amun», en la que se vio disfrutar especialmente a Karl, que hizo que su Dean echase humo. Técnica arrolladora, para uno de los mejores momentos de la noche, que sirvió de inicio para una maratón de temas, como digo, muy bien elegidos para la ocasion. Las caras del bajista Julian David Guillen lo dicen todo para presentarnos «Lashed to the Slave Stick» de Annihilation of the Wicked, dejando patente que cualquier pieza de semejante discazo, es bienvenida.

Uno de mis favoritos de su discografía y del género, que afortunadamente, tuvo buena representación la noche del martes, retrocediendo a sus inicios con un directo y crudo «The Howling of the Jinn», señal de que el final faraónico se acerca, no sin antes vendernos su nuevo disco con la homónima «Vile Nilotic Rites», siendo «Sarcophagus» la única representante de su temebundo «In Their Darkened Shrines», y despidiendo el show con «Black Seeds of Vengeance» de un modo tan repentino e inesperado como satisfactorio, pues la pieza es perfecta para cerrar el círculo.

Un buen rato sobre el escenario charlando con las primeras filas, e incluso haciéndose fotos con los fans más cercanos de las mismas, dejaron a NILE en una muy buena posición, quienes facturaron un gran recital que si bien se hizo corto (once canciones), fue intenso, técnico y emocionante, gozando de buen sonido y acogida, como también os puedo decir, que mucho menos activo que el de unos KRISIUN que, objetivamente hablando, fueron los triunfadores de la noche. Pero no puedo elegir entre papá o mamá, y me quedo con el recuerdo de una sensacional noche de metal extremo de la mejor factura.

Texto: José Rojo

Fotos: Alvaro Ochoa

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