Cuando se recupera el ejercicio del más noble de los oficios: la arquitectura

Cuando se recupera el ejercicio del más noble de los oficios: la arquitectura


Sin embargo, existe la arquitectura. Cosa admirable. La más bella. El producto de los pueblos dichosos y lo que produce pueblos dichosos. Le Corbusier. “Hacia una arquitectura”. (1920).

A lo largo de todo el siglo XX, los gobiernos de Chile fueron creando diferentes corporaciones encargadas de asumir el diseño de las viviendas impulsadas por el Estado: Consejo de Habitaciones Obreras, Caja de la Habitación, Corporación de Reconstrucción y Auxilio, CORVI y CORMU.

En 1976, la dictadura desmanteló los departamentos técnicos existentes en estas corporaciones y toda la actividad de diseño y construcción de viviendas y obras de equipamiento fue transferida a la iniciativa privada.

Las corporaciones encargadas de asumir la responsabilidad de conducir las políticas de vivienda, pasaron a llamarse SERVIU, y esa situación subsiste hasta nuestros días. El plantel de arquitectos funcionarios de los SERVIU, se limita cumplir tareas burocráticas: informes tras informes, memorándum, oficios, seminarios, etc. En cada uno de los SERVIU de las regiones metropolitanas, puede haber algunos centenares de colegas, todos ellos, dedicados preferentemente a funciones burocráticas. La mayoría, frustrados por no poder ejercer la principal y más hermosa faz de su profesión: el diseño.

Pues bien. Días atrás, el alcalde Jorge Sharp convocó a un seminario, donde tuvimos la ocasión de recibir la grata sorpresa de que el municipio de Valparaíso organizó una Dirección de Vivienda Barrio y Territorio, que consta de un Departamento de Vivienda, destinado a promover proyectos habitacionales, y un Departamento de Barrio y Territorio, con la finalidad de asumir la regularización de loteos irregulares y campamentos, cuyo número ha crecido enormemente, tanto en Valparaíso como en Viña del Mar.

Lo notable es que esta Dirección, dirigida por el colega Luis Álvarez, ha asumido la responsabilidad de diseñar sus propuestas de solución. Así es como en el seminario tuvimos la oportunidad de conocer en detalle los planos para su propuesta de regularización de cuatro campamentos situados en los cerros Rocuant y Ramaditas.

El colega Álvarez y su equipo han desarrollado un procedimiento que llaman de auto regularización guiada, cuyo objetivo apunta a regularizar campamentos, mediante la aplicación de la Ley 20.234.

Debo decir que, en los casi 50 años transcurridos desde el golpe militar de 1973, es la primera vez que veo un plano de diseño interviniendo campamentos. Se trata de una propuesta completa y coherente, contemplando una correcta vialidad y zonas destinadas a equipamientos, áreas verdes, espacios comunes, etc.

Esta propuesta ha sido realizada por un equipo integrado por cinco profesionales: Marcelo Vidal, arquitecto y encargado del proyecto; María José Jiménez, estudiante de arquitectura; Paula Sepúlveda, trabajadora social; Maximiliano Olivares, técnico en construcción, y Francisco Herrera, geólogo. Además, cuentan con tres administrativos.

Este proyecto ya cuenta con la aprobación provisoria de la DOM de Valparaíso, y se encuentra en la etapa de encontrar financiamiento para la realización de todos los planos de infraestructura: alcantarillado, agua potable, pavimentación, electricidad y corrientes débiles.

Tras la presentación de este proyecto, efectuada en el marco del seminario ya mencionado, me permití felicitar a sus autores, por cuanto, aunque ellos no estén conscientes, han reproducido los Departamentos Técnicos de las Corporaciones del MINVU anteriores a la dictadura.

Bastaba escucharlos durante su presentación, para constatar la pasión y el compromiso con los cuales han asumido sus responsabilidades profesionales.

En la tarde, el seminario continuó con una visita a terreno de otros campamentos, en los cuales han iniciado un proceso análogo al ya descrito. Se trata de siete campamentos que agrupan a 315 familias, localizados en las alturas del puerto, adyacentes al camino de La Pólvora, próximos a la cárcel porteña.

El encuentro fue impresionante y expresivo del procedimiento de intensa participación puesto en práctica por estos colegas, que han recuperado los mejores valores humanistas de nuestra profesión. Hablaron varios pobladores poniendo el acento en sus anhelos: “Aquí estará nuestra sede social, allá nuestro campo deportivo; haremos terrazas de cultivo en la ladera, y abriremos acceso hasta el fondo de la quebrada. Recuperaremos unos canelos que hemos descubierto, etc”.

A nombre del Departamento de Barrio y Territorio del municipio, cerró el encuentro la estudiante de arquitectura María José Jiménez, a quien escuchamos admirados. ¡Cuánto compromiso!

Algunas autoridades del MINVU han tratado de mostrar una imagen de los campamentos como nidos de delincuentes, donde todo se transa comercialmente. Claro que hoy existe algo de eso, pero utilizar ese argumento para enlodarlos y justificar la inacción, es inaceptable.

Propongo al ministro Carlos Montes la convocatoria a encuentros de encargados de los SERVIU, que pueden tener lugar regionalmente, en los cuales nuestro colega Luis Álvarez y algunos de sus colaboradores, den a conocer la admirable metodología con la cual están asumiendo el desafío de transformar los campamentos en asentamientos normales, y terminar con la fórmula de externalizar las tareas de diseño.

No es posible que, tras 30 años de haber puesto fin a la dictadura, sigan vigentes en el MINVU, los procedimientos mercantiles impuestos por los Chicago Boys, privándolos de toda tarea creativa. Recuperemos a arquitectos, asistentes sociales, geólogos o ingenieros, en la justa misión de hacer uso de sus oficios, ahorrando probablemente varios centenares de millones de pesos del presupuesto fiscal.



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