El crimen de Guyame: crónica del asesinato de un indiano que regresó a Llanera hace un siglo

El crimen de Guyame: crónica del asesinato de un indiano que regresó a Llanera hace un siglo


Las historias de la emigración asturiana y de quienes regresaron a su tierra natal tras haber hecho fortuna en las Américas suelen ser relatos que cuentan los avatares de éxitos empresariales y de vidas que en algunos casos podrían ser noveladas con finales felices en grandes mansiones como las que se construyeron en distintos puntos del Principado. Pero hay también crónica negra y esta aparece en alguna de las publicaciones que la diáspora editaba para dar a conocer cuanto acontecía a uno y a otro lado del Atlántico. Entre esos sucesos llamativos que se encuentran en las hemerotecas está el que se publicó en la revista Asturias en julio de 1920 y que habla de un crimen acontecido en Llanera, concretamente en Guyame, y del que es víctima un indiano que había regresado de La Habana.

Cuenta la crónica con todo detalle «el asesinato del que fue víctima en Guyame, parroquia de San Cucufate, Ramón Rodríguez González», indiano que «había regresado de Cuba hacía quince días». El 28 de mayo de 1920 fue una jornada en la que «vino a Posada por la tarde con el fin de dar un paseo» y «como a las siete llegó al referido Guyame (ya de regreso) y entró en la taberna de Ramón Álvarez Rodríguez, que existe en el punto conocido por ‘Venta del Cuquiello’ en donde se hallaba tomando bebida el vecino de aquel pueblo Manuel Menéndez López». Como este último estuviera también en La Habana, «la conversación giró sobre hechos que a los dos acontecieran por aquella República y en animada conversación estuvieron en el chigre hasta las nueve y media en que lo abandonaron».

Pero la cosa no acabó bien ya en el interior del establecimiento: «Previamente intentó el pagar gasto Ramón; más Manuel se oponía a ello. Entonces le dice: ¿Crees que vine ‘tronado’ de Cuba? Y poniendo en práctica esta frase sacó de una cartera mil quinientas pesetas que tenía. Manuel se admiraba de ver tanto dinero. Pagó el indiano la bebida que consumieran y marcharon los dos».

A continuación prosigue ya el redactor de la noticia con el fatal desenlace de la historia. «Ramón se sintió repentinamente indispuesto como lo demostró el hecho de hallarse cerca de su cadáver restos alimenticios, producto de un vómito. Cuando estaba agachado en posición de vomitar recibió un tremendo golpe en la región parietal izquierda produciéndole tremendo orificio por donde salió toda la masa encefálica. Ya cadáver, se le despojó de todo lo que llevaba, pues tan solo le fue ocupada por el Juzgado en un bolsillo la suma de veinte y dos pesetas cincuenta céntimos», explica.

¿Y a quién se detuvo por el crimen? El cronista explica que «Manuel Menéndez López, el día de autos venía de rozar» y «al lado del cadáver se hallaba un yunque y un zapico, cuyos instrumentos fueron reconocidos por la dueña del establecimiento como los mismos que llevaba tal día». «La autoridad judicial ordenó su detención como presunto autor; y practicando un reconocimiento en su domicilio fueron hallados una camisa y un pantalón recién lavados, con señales evidentes de sangre; y una guadaña rocín también lavado, que presentaba manchas sanguíneas; unas ciento veinte y cinco pesetas en billetes de banco, ocultas en el techo de su habitación».

Finaliza el relato contando que «el detenido niega su participación en tan terrible delito» pese a que «la opinión pública lo acusa como como tal». «Con los elementos de prueba preparatoria de todo sumario, el jurado nos dirá con su imparcial resumen al dictar veredicto en cual de los dos casos se halla el presunto culpable». Del suceso ni del veredicto nada más se supo, al menos a través de las páginas de esta publicación en los números de los meses siguientes.

Imagen de la página de la publicación de 1920 que recoge el suceso.


Segunda parte de la crónica del suceso.




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