El trabajo del realizador Gerardo Panero, en medios de circulación nacional
“La obsesión del genial Le Corbusier por rediseñar Buenos Aires”, se titula la nota escrita por Viviana Urfeig en la edición digital del diario La Nación, en relación al documental “Plan para Buenos Aires” del realizador de Chivilcoy, Gerardo Panero.
El trabajo, que tiene un importante recorrido por ámbitos como la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires y en el Centro Cultural Recoleta. Se proyectará el 31 de este mes en el marco del Bafici Itinerante, en el Cine Teatro Select, Gral. Alvear 665, San Salvador de Jujuy.
Algunos párrafos del artículo, señalan a modo de contexto histórico y de sinopsis del documental que en octubre de 1929 “el famoso arquitecto Le Corbusier dictó en Buenos Aires diez conferencias sobre Arquitectura Moderna. En su polémica visita propuso realizar un plan urbano para la ciudad, con argumentos e ideas adelantadas para la época, innovadoras. Pero se volvió a París con las manos vacías. Durante más de veinte años desarrolló de manera obsesiva su propuesta intentando por todos los medios concretar el proyecto que finalmente nunca se realizó”.
“Las ciudades están enfermas. Buenos Aires, como todas, sufre las consecuencias de los errores urbanísticos’, disparó en una de las exposiciones que dio en la Asociación Amigos del Arte. Victoria Ocampo, al frente de la Asociación, fue una de las impulsoras de su invitación. La escritora, editora y mecenas quería difundir las vanguardias europeas y admiraba las de Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, uno de los referentes, sino el más emblemático, del movimiento moderno”.
En relación al trabajo del realizador de Chivilcoy, se manifiesta que, “a 93 años de la única vez que el arquitecto franco-suizo visitó el país, el documental Plan Para Buenos Aires desentraña los intentos casi maníacos por definir el trazado porteño y los vericuetos de su estada. Dirigido por Gerardo Panero, el largometraje recoge testimonios que dan cuenta de los detalles de ese viaje y su empeño por convencer a la elite porteña de los beneficios de sus impulsos urbanistas”.
“Voy a ser grande, mamá’, le escribió Le Corbusier unos días después de que el transatlántico francés Lutetia arribara al puerto, el 28 de septiembre de 1929. La primera visión que tuvo de Buenos Aires fue nocturna. Quizás por las luces y el recorte de la ciudad de frente –o de espaldas- al río, Le Corbusier quedó impactado por el encuentro del río con la pampa y le resonó la posibilidad de convertirla en el ‘gran faro de América’. A esta idea fija la dibujó en vivo en una de las exposiciones con el objetivo de convencer, y enamorar, al público integrado por funcionarios, personajes de la burguesía, el arte y la política. También la definió en su libro Precisiones como “horizontal insignie”.
“De acuerdo a los testimonios relevados en el documental –prosigue el artículo-, distintos expertos cuentan sobre su estrategia conocida como ‘la tabla rasa’, una propuesta que sugería derribar ciertas estructuras urbanas.”
“’El plan surgió de una ciudad existente, con los mismos elementos que encontró durante el viaje. Así, recomendaba revitalizar el área de La Boca y el Riachuelo en alianza con el sector industrial de Avellaneda, y quería replicar el proyecto de viviendas populares que había logrado en París’, explica Pablo Pschepiurca, uno de los arquitectos consultados”.
Relación tormentosa
“Diseñar ciudades, y ya no tanto casas, fue el sueño que le quedó trunco. Tampoco pudo constituirse en el líder de la arquitectura moderna del mundo latino, aunque su pensamiento proyectual se estudia en todas las universidades del planeta. La relación tormentosa que estableció con la Argentina se mantuvo en el tiempo, entretejida a dos puntas, hasta que se diluyó”.
“Después de su viaje se perdió el contacto hasta que ocho años después, y de casualidad, Le Corbusier escuchó la palabra Argentina otra vez. Fue cuando los arquitectos argentinos Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan, junto al catalán Antonio Bonet, le tocaron la puerta de su estudio de París porque querían realizar una pasantía en el estudio”, señala Gerardo Panero, el director del documental, que califica a Le Corbusier como un personaje contradictorio, y a la vez, figura central de la arquitectura moderna. “Me atrajo su figura y su obsesión por llevar adelante el plan”, explica el cineasta, autor además del documental Amancio Williams, sobre el arquitecto que proyectó la Casa del Arroyo y colaboró con Le Corbusier en el proyecto de la Casa Curutchet, en La Plata.
Pero una vez más el ambicioso proyecto urbanístico quedó trunco. “Desde 1945 en adelante ya no hubo más intercambios”, confirma Panero. Sin embargo, los conceptos de Le Corbusier se filtraron en el tejido urbano, varios años más adelante. Puerto Madero y su tira de torres, la implantación de Ciudad Universitaria, la ampliación del Congreso de la Nación y la red de autopistas, entre otros proyectos, remiten a las ideas del arquitecto.