El travertino va a ser la piedra estrella de 2023 (y así se utilizará en interiores)
Toda persona que visita el Pabellón Alemán de Ludwig Mies van der Rohe para la Exposición Internacional de Barcelona 1929 se queda sin aliento al ver sus espectaculares paneles murales de ónice dorado y mármol verde ágata. Sin embargo, las miradas más curiosas se fijan en otras paredes que no son de hormigón, sino de travertino en un tono arena claro. A día de hoy, el arquitecto y su asesora en materiales, Lilly Reich, vuelven a poner de moda esta piedra: ya sea para baños y salones, o para el diseño de muebles, ningún otro material resulta tan atractivo y sofisticado como el travertino.
Un material con muchos años de historia
Su historia se remonta siglos atrás; por eso, es imposible imaginar ciudades como Milán o Roma –el Palazzo della Borsa o la Basílica de San Pedro, de Miguel Ángel, son solo unos ejemplos– sin sus fachadas vestidas con esta roca caliza porosa que, con el paso del tiempo, se oscurece al estar a la intemperie. En cambio, esta pátina antracita es imperceptible en los interiores. Su origen está en depósitos de calcita en manantiales y fuentes termales, en canteras ubicadas especialmente en el continente europeo. El abanico de colores disponible es también muy amplio, ya que puede encontrarse desde el beige al gris y, de manera poco frecuente, en tonos rojizos que van desde el rosa hasta el naranja. Su uso es incluso infinito: en la boutique parisina del diseñador Pierre Yovanovitch se aprecia cómo las losas de un mismo bloque se han colocado en cuadrados de gran formato para revestir las paredes, una práctica similar a cuando se hace con madera.
Un imprescindible en los interiores
En los últimos tiempos, el travertino se ha extendido y cada vez es más popular entre los grandes arquitectos e interioristas, sobre todo en lo que respecta al diseño de muebles, una de las tendencias que más fuerte están pisando en el último año. Pero no es oro todo lo que reluce, ya que esta piedra también esconde alguna trampa que otra, tal y como señala el diseñador sudafricano Kevin Frankental: «Para Lemon –su firma de diseño de mobiliario– utilizamos sobre todo el travertino que cortamos directamente de los bloques, muy natural. Dependiendo de la textura, puede haber agujeros y a veces hasta surcos profundos que hacen que sea súper difícil de trabajar. Estas imperfecciones suelen rellenarse y sellarse, lo que le da una mayor resistencia. Pero con los muebles de travertino sin relleno tenemos que pensar muy bien cuál va a ser su función para que no sea un fracaso». Además, la losa, con un grosor aproximado de entre dos y tres centímetros, puede resultar bastante pesada –y por lo tanto, incómoda a la hora de fabricar objetos de grandes dimensiones–, «por ello, siempre trabajamos con una subestructura de soporte de acero para compensar», afirma. Si alguien quiere una pieza de travertino, debe asumirlo: «Las manchas pueden parecer un pequeño defecto«, dice Frankental, «pero solo realzan la belleza de un material tan único e inigualable».