Entramos en una impresionante mansión en Barcelona con su propio pabellón de cristal

Entramos en una impresionante mansión en Barcelona con su propio pabellón de cristal


A lo largo de los años, los interiores de esta mansión en Barcelona de 1915 no han dejado de cambiar. En gran parte es debido a que las diferentes generaciones de la misma familia que la han habitado han ido transformando el espacio. El habitante actual, que vivió en la encantadora mansión cuando era niño, regresó a la casa después de su boda para comenzar un nuevo capítulo de su vida. Para ayudar a renovar y revitalizar la gran residencia, recurrió al diseñador David Lawrence y al arquitecto Carlos Garcíavelez, del estudio Carlos David.

«El diseño original era muy tradicional», dice Lawrence, «había mucho color y alfombras y muebles más oscuros. A medida que los propietarios han ido evolucionando, han querido que su casa sea un poco más luminosa», o «más ligera, con espacios diáfanos», como dice Garcíavelez.

Resulta que los actuales habitantes son dos ávidos coleccionistas de arte, en cuya cuidada colección destacan artistas españoles y catalanes. Las coloridas obras que posee la pareja ayudaron a orientar la visión de Lawrence y Garcíavelez. «Nuestra intención era crear espacios serenos y neutros que ofrecieran capas de confort sin distraer la atención sobre el arte, ni sobre los intrincados detalles de piedra de la arquitectura interior», dice Lawrence. «Nos esforzamos por conseguirlo utilizando telas de seda y cachemira, mezcladas con antigüedades que abarcan desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX». En última instancia, estos elementos conviven pacíficamente, señala el diseñador, «entre destacadas obras de Joan Miró, Antoni Tàpies, Josep Guinovart y Xavier Valls».

Pero aunque la historia de esta mansión en Barcelona es una historia de arte y alta decoración, también es una historia que gira en torno a una arquitectura impresionante. En el terreno de la finca, un pabellón de cristal no puede dejar de destacar. «Se diseñó para proporcionar un santuario, alejado del ajetreo diario de la casa principal», explica Lawrence, «es un lugar tranquilo donde nuestro cliente puede pasar tiempo en compañía de sus libros y de la naturaleza». El pabellón fue un verdadero proyecto de pasión para el propietario y para Garcíavelez, que se inspiró mucho en el Pabellón de Barcelona, diseñado por Mies van der Rohe y Lilly Reich.

Sorprendentemente, la construcción del pabellón de cristal se coordinó a distancia y sólo duró ocho meses.



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