estos son los mejores mercadillos de antigüedades del mundo
“La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de felicidad”, decía Le Corbusier. Aunque su estilo fuese racionalista, buscando eliminar toda ornamentación innecesaria, se rindió a los pies de Charlotte Perriand (1903-1999), a la que antes había cerrado las puertas de su estudio con un contundente: “Aquí no bordamos cojines”.
Los maravillosos muebles de esta arquitecta y diseñadora de interiores francesa, al igual que la silla nº 14 de Thonet, las primeras lámparas cesta de Miguel Milá en mimbre, distintos sketches de Karl Lagerfeld hechos en bares y ‘bistrots’ parisinos y algunos vestidos del maestro de la costura Yves Saint Laurent son tesoros que no sólo llegan a salas de subastas y tiendas especializadas en el vintage más exclusivo, sino que también pueden encontrarse, como una aguja en un pajar, en los mejores mercados de antigüedades de Europa y Estados Unidos.
Hace falta tener el ojo entrenado, y a veces incluso nos llevaremos una decepción porque nos habrán dado gato por liebre, pero, en general, en estos espacios se venden joyas de un valor que, en ocasiones, ni es conocido por el propio vendedor. O simplemente nosotros sabremos dárselo, como hacía con piezas de los ‘marchés de puces’ (mercados de pulgas, como se conoce en francés a estos mercadillos al aire libre) el mismo Le Corbusier para decorar el interior de su casa o la que edificó para sus padres en la localidad suiza de La Chaux-de-Fonds. Todo es cuestión de seleccionar, pulir y encontrarles el lugar idóneo en nuestro hogar. Os presentamos nuestra selección de mercados de antigüedades donde encontrar el mejor ‘heritage’.
1. Bruselas
Jeu de Balle, un viaje al corazón del tiempo
Conocido popularmente como Les Marolles u Old Market, este mercado de antigüedades es el único en el mundo que está abierto los 365 días del año. Sus orígenes se remontan al siglo XVII, cuando estaba destinado a la venta de ropa de segunda mano. Con el paso de los años, cambió de ubicación hasta establecerse en la Place du Jeu de Balle, cerca del Palacio de la Justicia y a unos 10 minutos a pie del exquisito barrio de Sablon. El domingo son muchos los compradores y, posteriormente, vendedores de piezas ‘vintage’ de todo el mundo que se acercan a este mercado en búsqueda de porcelana, cuadros antiguos, candelabros de plata, pergaminos y primeras ediciones literarias.
Las piezas se venden expuestas sobre mantas o en la parte trasera de camiones. Hay incluso vendedores especializados en un único tipo de producto, desde chaises longues a luminarias de cristal o cuberterías de plata. Los amantes del cómic encontraran aquí auténticas rarezas y piezas únicas para su sublime deleite.
2. Basilea
El paraíso de quienes sí saben regatear
Como buena cuna del mejor arte pictórico y escultórico, y situada a pocos kilómetros, ya en Alemania, del museo VITRA, Basilea cuenta con un mercado todos los segundos y cuartos miércoles de cada mes en Barfüsserplatz, con el casco antiguo de la ciudad como telón de fondo. A pesar de ser villa de habla alemana, este mercadillo es famoso por los llamados ‘bric-à-brac’, nombre que se empleaba en la época victoriana para las tazas de té decoradas, las vajillas, las plumas y las flores de cera bajo cúpulas de cristal, adornos que hoy, sobre todo, son utilizados en escritorios o como ornamentos encima de la chimenea o en las vitrinas de los coleccionistas.
Estamos en Suiza, y, tópicos aparte, es cierto que en este país el regateo toma otra dimensión. Solo quienes realmente saben el valor de una pieza logran rebajar el precio de entrada. Hay que ser un buen negociante y apelar al estado del objeto en cuestión para llevárselo por un precio más bajo. En casa, estos genios de los grandes hallazgos repararan la pieza o la mandaran a esas manos únicas que le devolverán su máximo esplendor.
3. Los Ángeles
Vestidos de los mejores armarios de Hollywood
Showrooms y tiendas vintage de lujo en París, Milán e incluso en Barcelona, encuentran ropas de grandísimos ‘coutouriers’ en el mercado de segunda mano del barrio de Los Feliz, que tiene lugar en concreto en la John Marshall High School todos los sábados de las 10 de la mañana a las 4 de la tarde. Precisamente en la escuela secundaria de esta plaza se filmaron algunas películas y programas de televisión legendarios como Grease, Pretty in Pink, Pesadilla en Elm Street y Buffy Cazavampiros, entre muchos otros.
En este mercado de moda uno puede hacerse con un Dior original de los 50, un Givenchy de los 60 o un Versace de los 80
Para los amantes del heritage en lo que a diseño de moda se refiere, este es el mejor destino en todo el planeta. Los precios son asequibles si los comparamos con otros mercados de antigüedades en Europa y ya no digamos con respecto a las tiendas que los venden por precios que superan a veces las cuatro cifras. A todo ello se suma el estacionamiento gratuito y el carácter afable de sus más de 200 vendedores, con quienes si uno tiene paciencia y buena conversación seguro logrará alcanzar un acuerdo para hacerse con un Dior original de los cincuenta, un Givenchy de los sesenta o un Versace de los ochenta.
4. Arezzo
La feria de antigüedades más selecta de Italia
El primer sábado y domingo de cada mes los amantes de las antigüedades tienen una cita en la preciosa localidad toscana de Arezzo. La ‘Fiera Antiquaria’ de esta ciudad es el paraíso de los apasionados de los muebles antiguos, los artículos de plata y la más fina porcelana. Asimismo, en este impresionante escenario renacentista podremos encontrar instrumentos musicales como arpas y tubas que solo requieren reparación y auténticas joyas romanas en mármol de Carrara. Medio centenar de expositores venden aquí elegantes y auténticas piezas que destacan por su calidad y variedad. Tanto es así que este mercado cuenta con 200.000 visitantes al año.
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Arezzo tiene una larga historia como sede de restauradores y anticuarios, por lo que todo objeto que se vende durante estos fines de semana tiene una larga historia que contar, desde las costumbres de cuando fue creado a las tradiciones de las que ha formado parte años y décadas después. La esencia de cada una de estas joyas es inmaculada y, a diferencia de lo que acontece en mercados de Florencia o de Milán, en esta adorable localidad se aprecia también a los novatos en sus primeras incursiones en el mundo de las antigüedades. Amabilidad, artesanía y conocimiento.
5. Tel Aviv
Artículos únicos de Oriente Medio
Jaffa es el antiguo puerto a partir del cual ha crecido la actual Tel Aviv. Ubicado justo al lado de la pintoresca Ciudad Vieja de Jaffa y la antigua Torre del Reloj, hallamos el mercado de antigüedades conocido como Shuk Hapishpishim en hebreo. Abierto seis días a la semana, de domingo a viernes, desde la mañana hasta las primeras horas de la noche, este ‘shuk’ único permite hacerse con alfombras y azulejos persas, candelabros de plata, incluso los que se emplean solo en la festividad judía de Janucá con nueve portavelas, sedas procedentes de India, juegos de cama de algodón egipcio…
Una de las particularidades de este bazar es que la mercancía entra y sale rápidamente, por lo que hay que ser hábil y saber regatear bien sin oportunidad de pensarlo dos veces. La negociación en este caso se expande a las boutiques de los alrededores, donde encontramos desde luminaria a sofás, pero también cerámica, porcelana china y cristalería de Bohemia. Este mercado con más de un siglo de historia se extiende por un laberinto de preciosas calles antiguas donde es posible hallar literalmente de todo.
Dorotheum
La casa de subastas más antigua del mundo
Si alguna ciudad europea destaca ante el resto por el perfecto equilibrio entre tradición y modernidad, esta es Viena. Es por ello que su casa de subastas, fundada por el emperador José I de Habsburgo en 1707, arquitecto y amante de la música como su padre, Leopoldo I, sigue viviendo un gran crecimiento económico a día de hoy. A diferencia de Sotheby’s o Christie’s, aquí el rematador no empuña un martillo, sino que hace sonar un timbre de plata, dando así la enhorabuena al comprador con un agradable tañido.
El esplendoroso palacio que ocupa como sede, ubicado en el centro histórico de la ciudad, celebra al año 130 subastas de obras contemporáneas en las que se ha pugnado por piezas de maestros de la Secesión vienesa, como Klimt o Schiele, por lienzos de Tiziano, Raffaello y Lucio Fontana, o incluso por un Mercedes Benz 300 SL de 1955. Asimismo, en Dorotheum se ponen a la venta a menudo muebles versallescos, relojes suizos de colección, partituras de las mejores óperas del mundo y joyas con exquisitas piedras preciosas valoradas en miles de euros. Como de costumbre, las subastas están abiertas al público. Al igual que en otras selectas casas de subastas, no es necesario acreditarse previamente como experto comprador ni tampoco reservar asiento, así que no dudes en acudir y vivir en primera persona ese ‘crescendo’ de pujas a mano alzada o la oferta final que llega misteriosamente con una llamada anónima desde otra parte del planeta.
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