Isabel López Vilalta ha unido dos pisos en Barcelona y ha creado una casa señorial de 200 m2 donde la madera es protagonista
Hace unos 15 años se modificó este gran apartamento, situado en una finca regia, para dividirlo en dos viviendas. Por lo que, en el momento de encargarle un lavado de cara a Isabel López Vilalta, contaba con dos cocinas, dos salones, y una distribución que era casi imperativo cambiar por completo. Encima, las dos viviendas mantenían materiales distintos y estaban pintadas de colores diferentes, así que eso también se tenía que unificar”, presenta Isabel, responsable del look de algunos de los mejores restaurantes de nuestro país, y cuya elegancia austera admira a Le Corbusier y a Miguel Milá. Y continúa: “Dónde actualmente está el despacho, era la cocina de uno de los pisos; dónde ahora está el salón, había un dormitorio; dónde está la habitación principal, había un baño…”. El mundo al revés.
El objetivo: resaltar la altura y las molduras existentes y devolverle a la vivienda la personalidad que había perdido con la segregación
Y es que la voluntad de la reforma fue adecuar este entresuelo para una familia con dos niños pequeños. ¿El punto de partida? La típica doble orientación de las viviendas de este distrito, en este caso al oeste-este, con un pasillo que las une y una zona central tirando a oscura.
“La primera decisión importante fue situar la habitación principal en el medio del piso, acompañándola de un cómodo baño y un espectacular vestidor con una bañera exenta”, explica Isabel.
La otra iniciativa fue ubicar la cocina, que los propietarios querían convertir en el corazón de su hogar, en el lugar más luminoso de la vivienda. “Al ser abierta al salón comedor, optamos por la madera como material, a fin de que se integrara mejor a este espacio”, detalla.