Josep Lluís Sert y Josep Torres Clavé vuelven a Gavà

Josep Lluís Sert y Josep Torres Clavé vuelven a Gavà


Josep Lluís Sert y Josep Torres Clavé, fundadores del Gatcpac, firmaron con Joan Baptista Subirana dos obras clave del racionalismo catalán: la Casa Bloc y el Dispensario Antituberculoso del Dr. Saye, ambas en Barcelona y muy conocidas. También firmaron una obra en Gavà, que durante años ha sobrevivido, maltratada y mutilada, y que gracias a la rehabilitación realizada por Meritxell Inaraja vuelve ahora a la vida y a lucir como en sus primeros y breves días de esplendor. Me refiero a la Unió de Cooperants, un edificio donde palpitan y se fecundan mutuamente el vanguardismo arquitectónico y el –en su día– vanguardismo político y social de los autores.

Esta obra fue proyectada en 1934, para dotar una cooperativa de agricultores y obreros de una tienda, una cafetería y unos almacenes. Es decir, de un espacio de reunión y, también, de relación con Gavà. En julio de 1936 estaba ya terminada, reflejando las enseñanzas de la Bauhaus, también de Le Corbusier. Pero el estallido de la Guerra Civil impidió inaugurarla. Al término de la contienda los vencedores la incautaron y ubicaron en ella la sede del Sindicato Vertical y de la Sección Femenina, iniciando un rosario de desfiguraciones.

Inaraja ha recuperado hasta donde ha sido posible el original de 1936 que reflejaba las enseñanzas de la Bauhaus

Posteriormente, los cooperativistas volvieron a ella, pero acumularon deudas y al fin acabó en manos municipales, que la dedicaron, sucesivamente, a sede del Patronato de Cultura, sede de Radio Gavà, de la Guardia Urbana, de la Policía Nacional, etcétera. Con cada uno de estos inquilinos, la obra sufrió nuevas y, por lo general, empobrecedoras transformaciones.

Ver esta obra hace cinco años, cuando Inaraja ganó el concurso para rehabilitarla, daba pena. El rastro de sus autores estaba desdibujado. Los espacios exteriores de la primera planta habían sido tapiados, la gran cristalera de la parte derecha había desaparecido, y los vivos colores eran inapreciables. Eso, en fachada. En el interior, se habían compartimentado los espacios de cualquier manera y se había alterado la planta, la sección y la fachada trasera.


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Con buen criterio, Inaraja ha recuperado el original hasta donde ha sido posible y se ha tomado alguna libertad allí donde sus trazas parecían indescifrables. Así ha conseguido espacios diáfanos y adaptables a nuevas funciones en planta baja y primer piso (el antiguo sótano está condicionado por la estructura de pilares y arcos), y ha abierto un atrio, en la última crujía, que relaciona las tres plantas y lleva luz a la inferior. O ha organizado las circulaciones desde la calle, empezando por el acceso original, y siguiendo por una nueva escalera, puesto que la original, curvada, muy de la época y bien conservada, era ahora inútil a efectos prácticos por quedar fuera de normativa. O ha reforzado sutilmente la estructura original, además de añadir un ascensor requerido.

La voz del Gatcpac, silenciada por la guerra y el franquismo, vuelve ahora a escucharse, vigorosa, en Gavà: la Unió de Cooperadors ha recuperado su fuerza y sus colores blanco y rojo, tras ochenta años de olvido y servidumbres. He aquí una muy buena noticia. Ahora solo falta que el Ayuntamiento le dé uso y contenido cuanto antes.





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