La cara más desconocida de la familia Eames en el Salone del Mobile 2022
El 21 de agosto de 1988 murió Ray Eames, diez años después de la muerte de Charles Eames, su marido y padre de Lucia. A los 50 años, Lucia Eames se encontró con una herencia difícil de manejar: un nombre que se había convertido en un símbolo del diseño del siglo XX, una casa que era el epítome del modernismo y un legado inestimable de objetos y prototipos. No es poca responsabilidad pero Lucia, con la ayuda de sus cinco hijos, se hizo cargo de la Eames Office, que siguió funcionando como lo había hecho desde los años cuarenta.
Secretos encontrados y que ahora ven la luz
Sin embargo, Lucia Eames (1930-2014), hija única de Charles Eames (fruto de su primer matrimonio con Catherine Woermann), no era solo la heredera de un legado material y de ideas que todo el mundo del diseño miraba con admiración y respeto: ella misma era una artista y escultora polifacética, y la exposición Lucia Eames: Seeing with the Heart en el Salone del Mobile de Milán es una oportunidad para descubrirlo. La hija mayor de Lucia, Carla Atwood Hartman, comenzó a desenterrar tesoros de un gran número de cajas que habían permanecido intactas desde su muerte, tesoros que ni siquiera sus familiares conocían: recortes, cartas, notas, dibujos que llenaban 199 cuadernos; 100.000 fotografías, así como bocetos y notas de trabajos en metal, incluidas las puertas de acero perforado que Lucia produjo con su segundo marido.
“Sus obras y cuadernos estaban llenos de figuras celestiales, cada una con una personalidad”, dice Hartman, señalando uno de los dibujos de la exposición. “He contado un total de 740 y no hay dos iguales. Era una gran observadora de la naturaleza y de los pequeños detalles del mundo que la rodeaba”.