La flor de la vida – Caleidoscopio
Llama la atención la semejanza entre la forma como se escurre el agua por el desagüe de la bañera, formando un remolino, y la forma de las galaxias espirales en el espacio exterior, o entre la hélice de la molécula de ADN y la disposición de las ramas de los árboles alrededor del tronco o de los pétalos de las flores alrededor del centro.
La naturaleza es indefinidamente variada, pero no se desperdiga innecesariamente: se expresa en formas sencillas y seguras, que conserva en medio de una abundancia aparentemente ilimitada.
El hecho ha sido observado desde tiempo inmemorial y ha dado origen a una especulación, hoy tenida por supersticiosa, que tomó modernamente el nombre de «geometría sagrada» y que pretende encontrar sentidos ocultos en las formas básicas en que se expresan y relacionan todos los órdenes de realidad, o que constituyen la idea que los une a todos en un diseño único.
En la geometría fractal, que tiene sorprendentes puntos de contacto con la geometría «sagrada», para dar otro ejemplo, cada trozo en que se dividen ciertas líneas quebradas reconstituye el diseño del todo, de modo de justificar el viejo aserto: «como es arriba, es abajo para realizar la unidad».
Una de las formas más antiguas de la «geometría sagrada» es la flor de la vida, nombre también moderno, notable por los sentidos que se ha pretendido encontrar en ella y por la extensión en que se la encuentra representada en todo el mundo, desde hace milenios en América, nuestro continente, que los originarios llamaron Abya Ayala, al antiguo Egipto, la Mesopotamia y la China.
La flor de la vida, un símbolo del presunto plan maestro del universo, incluye las proporciones y armonías que aparecen en los seres vivos e inanimados, en la música, en la luz y donde se quiera observar. Se ha buscado aplicarla a la realidad física y psíquica, a los pensamientos, a los átomos y a las galaxias.
La idea esencial es que la flor de la vida es la forma universal que contiene los patrones geométricos que estructuran todos los órdenes de realidad. El patrón contenido en la flor de la vida es el de los panales y de los cristales de nieve, de las estructuras cristalinas y de la forma como los agujeros negros hacen girar a las estrellas a su alrededor.
De la flor de la vida se derivan otros símbolos contenidos en ella: el huevo da la forma del embrión en sus primeras horas de formación y también permite seguir los pasos de su subdivisión posterior.
Los agrogrifos, círculos hasta ahora sin explicación suficiente -al punto que se ha recurrido a la socorrida explicación de los extraterrestres- que aparecen en los cultivos en todo el mundo siguen estrictamente el diseño básico de la flor de la vida.
Cuando gracias al desafío de un astrónomo, Newton se aplicó a estudiar las órbitas de los planetas, estableció las leyes de la mecánica en base a las especulaciones de Kepler, que no se había fundado solo en las observaciones de su maestro Tycho Brahe, sino en los cinco sólidos platónicos y en las proporciones derivadas de la proporción áurea, contenida también en la flor de la vida.
El número de oro, sección de oro o proporción áurea, es una relación que ha sido usada en la arquitectura y el arte ya desde el antiguo Egipto. El egiptólogo René Adolfo Schwaller de Lubicz estudió en Luxor durante 15 años los monumentos egipcios. Encontró pruebas de que los arquitectos de aquellas épocas conocían la flor de la vida, el número de oro, el número pi y otros cuyo conocimiento inicial suele atribuirse a los griegos. Schwaller de Lubicz consignó en sus trabajos que los egipcios dejaron prueba de sus conocimientos en sus monumentos de piedra.
Las construcciones y los objetos sagrados de los egipcios tienen proporciones basadas en la división del espacio obtenida por rectángulos raíz y sus derivados. Los rectángulos raíz son producidos directamente a partir de un cuadrado por el simple dibujo con regla y compás, como exigían los geómetras griegos.
Existe una serie de rectángulos raíz interconectados. El primero es un cuadrado de lado 1, el segundo tiene lado igual a raíz de 2 (1,4142), el tercero es raíz de 3, el cuarto es el doble cuadrado y el quinto es raíz de 5. Los lados de dichos rectángulos no son medibles con números enteros ni fraccionarios porque son «irracionales» o inconmensurables.
Pero contra lo que dicía la escuela pitagórica, que habría sufrido una crisis con el descubrimiento de los irracionales, los pitagóricos tenían claro que eran medibles en términos de cuadrados producidos a partir de ellos, es decir mediante las áreas y no las longitudes.
Entre las armonías existentes entre las cosas más diversas están las que rigen las escalas musicales, que hacen posible homologar los números a los sonidos.
El número de oro, contenido en la flor de la vida, es Fi=1,618. Es la relación que existe, por ejemplo, entre el lado mayor y el menor de las tarjetas de crédito y de débito. La civilización moderna lo tiene en cuenta porque los estudios revelan que la gente claramente lo prefiere como más «lindo» cuando le dan a elegir entre rectángulos de diferentes proporciones.
En el Timeo, donde expone una cosmogonía que deriva de la pitagórica y ésta de Egipto, Platón considera al número de oro la clave de la física del cosmos. Miles de años después, el arquitecto Le Corbusier y los diseñadores de las tarjetas de crédito fueron de la misma opinión.
La más antigua representación descubierta hasta ahora de la flor de la vida está en el templo de Osiris en Abydos, Egipto. Según algunos tiene 10.000 años y 6.000 según otros.
La leyenda dice que en Abydos, Isis encontró la cabeza de Osiris, su esposo, descuartizado por Seth, hermano de él.
La flor de la vida está representada en uno de los pilares del templo, pero no está meramente pintada, sino grabada en la roca mediante una técnica desconocida, de modo que el desgaste milenario no la afecta.
La flor de la vida ha sido encontrada construcciones antiquísimas en España, Escocia, Austria, Egipto, China, Turquía, Israel, India y México, y muchos otros lugares, lo que demuestra que era conocida y tenida en altísima estima por civilizaciones que hasta donde sabemos no tenían contacto mutuo.
En la China los leones Fu, en la ciudad prohibida de Pekín, tienen una esfera con la flor de la vida grabada bajo la pata derecha. De la misma manera está bajo la pata derecha de la Esfinge egipcia.
De la Redacción de AIM.