La mansión que se vende en Vicente López con un boliche, un cine con cartelera, un gamecenter y Oreiro no quiso comprar
En Buenos Aires, abundan casas y mansiones centenarias cuya historia a veces forma parte de los orígenes de la Ciudad. En la zona norte del Gran Buenos Aires, Vicente López es uno de los barrios más atractivos dada su cercanía con la Capital y el río. Allí el metro cuadrado a la venta promedia los US$3247, según el índice elaborado por Zonaprop, y posiciona al barrio como el segundo más caro en la zona norte.
A pocas cuadras de Avenida del Libertador, una esquina en altura llama la atención. En la zona, es vox populi que esa casa fue hogar de apellidos que hicieron eco en la política argentina. Tal es el glamour y la historia que guardan sus construcciones que hasta la mismísima Natalia Oreiro tuvo la intención de comprarla cuando vendió su histórica casa en Palermo, que a su vez había pertenecido a la familia Alvear. Sobre la calle Melo, lo que nadie ve es que detrás de las altas paredes blancas con mármol oscuro, la construcción esconde espacios espectaculares que cualquiera querrían tener en su casa, como un cine con cartelera personalizada o un boliche en su subsuelo para fiestas privadas.
La propiedad consta de dos casas que comparten un gran terreno. A la casa principal, caracterizada por un estilo neoclásico francés, se ingresa por una escalera caracol de piedra rodeada de plantas. La puerta de cedro macizo abre paso a un hall de entrada vidriado, donde sus residentes pueden dejar paraguas o zapatos en días de lluvia. Los primeros pasos dentro de la casa de 750 m² cubiertos ya denotan elegancia. Con un piso de mármol debajo, a la izquierda impone presencia la escalera que conduce al primer piso con los dormitorios.
A la derecha se encuentra la única parte que conserva detalles originales de la casa. El piso de madera debajo de los sillones es el que se puso por primera vez cuando se construyó la casa hace 90 años, al igual que las molduras de flores en las paredes permanecen iguales a cuando se tallaron. El arte predomina en cada esquina, con cuadros de artistas locales como Quinquela Martín.
A continuación, un comedor para ocho comensales está decorado con varias piezas, desde cuadros hasta esculturas, traídas de distintas partes del mundo.
En el pasado, el rio solía llegar hasta muy cerca de la casa. Es por eso que la misma está elevada a siete metros de altura y sus ambientes están distribuidos en varios niveles. Por la cantidad de pisos y escaleras, cada casa tiene un ascensor para facilitar el transporte entre niveles. En la planta baja se encuentran la cocina, el comedor y dos salas de estar.
En el primer piso se encuentran los cinco dormitorios de la familia. Estos, al igual que las áreas de estar y comer, tienen pisos de madera con machimbre de roble americano. Cada hijo tiene su habitación en suite decorados con empapelados y objetos de su agrado. Por ejemplo, un cuarto está decorado con los colores de Boca Juniors y tiene apoyado en una mesa una réplica de la Copa Libertadores.
Muy distintos son los cuartos de las hijas de la pareja, donde predomina el rosa claro y empapelados de flores.
A la suite principal se entra por un gran vestidor vidriado, iluminado por una apertura en el techo que solía ser un altillo y se reformó cuando el estudio de arquitectura y construcción Axon lideró la renovación de la casa en el 2020. Este espacio tiene una isla central con tapa de mármol con betas grises y marrones cálidos.
Se entra a la misma por una puerta de doble acceso e inmediatamente se puede ver una cama de dos plazas en el centro, con vista plena al jardín y muy iluminada por los ventanales.
En el primer piso también hay un cuarto exclusivamente dedicado a la pintura y el arte. El mismo tiene impronta de invernadero por su techo y paredes vidriadas, que dejan entrar mucha luz natural para trabajar y tienen vista a los árboles de la casa para mayor inspiración.
En el piso debajo de la planta baja se encuentra uno de los sitios más visitados por la familia: se construyó en las últimas reformas un cine cuya estética imita una sala oficial de antaño.
Una cartelera con las películas preferidas de cada integrante de la familia antecede el cuarto con cortinas rojas de símil terciopelo y butacas individuales reclinables que miran a la gran pantalla proyectada. Este mismo lugar supo ser utilizado como sala de música por sus dueños anteriores.
Si en lugar de una película buscan mejor un lugar íntimo para conversar, una cava con sillones está al lado de la sala de cine donde en el pasado supo haber una pequeña despensa. En ese piso también hay uno de los 16 baños que equipan las dos propiedades, en este caso decorado con paredes completamente floreadas. Si se desciende una vez más, el piso al nivel del mar tiene únicamente la cochera con los vehículos de la familia.
Entre las dos casas, un gran jardín tiene un quincho, una huerta, arcos de fútbol y un pequeño invernadero para pasar los días de verano refugiados del sol.
El terreno de 1170 m² en el que se establece tiene diversas vistas para disfrutar. Desde un costado, la primavera rodea de árboles en flor para un paisaje natural y una mayor privacidad. Del otro, goza de una galería con piso de damero blanco y negro que goza de vista a los jardines del museo Raggio, desde a veces se pueden avistar turistas o asistentes a las fiestas y casamientos que allí se festejan.
A pocos metros de la casa principal se encuentra la segunda propiedad de 400 m² cubiertos que los dueños compraron en 2017 cuando recibieron la noticia de que se agrandaban la familia. Construida en 1937, la edificación art decó su frente se mantiene intacto dado que la antigüedad del inmueble no permite que se modifique. La entrada principal que se ve desde el jardín tiene una gran puerta traída desde la India.
Esta segunda construcción tiene su primer piso acondicionado como vivienda individual. La planta principal tiene un comedor – cocina que la familia usa como quincho interior y por otro lado una sala de juegos con mesas de ping pong y varios arcades.
En uno de sus extremos, la segunda casa tiene una pileta cubierta y climatizada con techo corredizo para disfrutar todo el año.
La joya de la casa -compuesta por siete baños y dos dormitorios- se encuentra en el subsuelo. Además de tener un gimnasio y un sauna, esta parte de la casa tiene un pequeño boliche que la familia usa para bailar en fiestas privadas. El mismo está equipado con un gran sistema de parlantes y luces, así como una pista de baile con paredes oscuras.
A esta zona se ingresa a través de otra gran puerta de Marruecos, esta vez pintada de color rojo y verde. Según su dueña, el hecho de estar pintada indica que alguna vez perteneció a un templo. En la sala contigua se encuentra el ex cine de la casa, equipado con un gran sillón de cuero en L y una pantalla plana grande en la pared.
Allí abajo también hay una sala intermedia entre estos dos espacios que aún conserva sus paredes originales de ladrillo a la vista.