La Nueva Bauhaus imagina una Europa bella, sostenible e inclusiva

«Es intentar un cambio de paradigma relacionado con la técnica, la arquitectura, el urbanismo y el diseño en plena legislatura del pacto verde europeo; es poner la arquitectura, el urbanismo y el diseño al servicio de ese pacto verde y tratar de ir más allá”. La explicación la da Marcos Ros, eurodiputado y uno de los dos ponentes que firman el informe sobre la Nueva Bauhaus Europea que ayer martes votaron de forma favorable las comisiones de Cultura y de Industria, y que en septiembre se llevará al pleno del Parlamento. Los siguientes pasos serán la creación de un marco normativo y presupuestario para que la iniciativa se convierta en programa.

Proyecto cultural

Lo dicho, en Europa hay 35 millones de edificios que no son energéticamente eficientes pero además muchos de ellos se construyeron en las décadas de los 50, 60, 70 y principios de los 80 cuando el concepto de familia abarcaba a numerosos miembros y el sistema de vida era otro. De  manera que muchos de estos inmuebles no solo carecen de confort climático y suponen el 40% de las emisiones del continente sino que tampoco se adaptan a las necesidades vitales actuales, llámese teletrabajo, barreras arquitectónicas o exceso o falta de espacio. Y la Nueva Bauhaus aspira a abarcarlo todo: rehabilitación energética teniendo en cuenta la cohesión social y la belleza, y entendiendo esta última como confort, resilencia, adaptabilidad e integración en el entorno.

Así que no “no se trata solo de un proyecto medioambiental o económico: debe ser un nuevo proyecto cultural para Europa”. Así lo sostuvo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el debate del Estado de la Unión de 2020, momento en el que se nombró el concepto por primera vez. Y de ahí el nombre Nueva Bauhaus que lo entronca con la Bauhaus histórica. El movimiento surgido en la Alemania de entreguerras, en 1919, que aunó artesanía y artes plásticas, sentó las bases del diseño industrial y gráfico, estableció los fundamentos de la nueva arquitectura, y que fue capitaneado por Walter Gropius y contó con Ludwig Mies van der Rohe, Vasili Kandinski, Paul Klee y Marcel Breuer entre sus filas.

Casa, barrios, ciudades

“Fue una revolución en la forma de enseñar arquitectura que democratizó el acceso a la vivienda y a los objetos de uso cotidiano”, sostiene Ros. “Lo que se pretende ahora es recuperar ese espíritu que hizo llegar a la gente a muchas cosas a las que antes no podía acceder, y que la oleada de renovación que recorre Europa se enganche a estos principios”. Algo que viene a ser lo mismo que no basta con poner paneles solares o cambiar calderas, ventanas y cerramientos  de cualquier manera sino que hay que hacerlo manteniendo la armonía y hacerlo para todo el mundo. Y a gran escala: casas, barrios, ciudades.

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Von der Leyen lanzó la idea hace dos años y luego se puso en marcha un periodo de seis meses de codiseño a partir de un proceso de participación y cientos de mesas redondas, conferencias, talleres… Ayer martes se presentó el informe del Parlamento y una vez se apruebe en el pleno quedará desarrollar la normativa y el presupuesto para que sea un programa de la UE y tenga sus propias convocatorias. No hay calendario porque no es un dosier legislativo pero sí hay demandas por parte del Parlamento: unos criterios claros que definen qué es belleza, sostenibilidad y cohesión; una etiqueta Nueva Bahuhaus para identificar los proyectos que cumplen con los requisitos y financiación, 500 millones de euros para el 2023 y presupuesto propio cuando se revise el marco financiero plurianual.

“La Nueva Bauhaus Europea es un proyecto de calidad democrática, de poner al ciudadano en el centro y la arquitectura en el centro”, concluye Ros.