La Ruta del Sol | Panamá América
La mayoría de los cruceristas son de origen estadounidense y es por ello la ingente popularidad por los cruceros de 7 días o menor duración, típicamente en Europa durante los meses de verano septentrional, desde junio hasta agosto, tratándose del único país donde sus ciudadanos gozan de vacaciones anuales de solamente una semana.
A pesar que existe un creciente número de jubilados norteamericanos, los encauses de mercadeo de las grandes líneas de cruceros aun no apuntan hacia ese importante colectivo.
Una de las excepciones, por necesidad y no por regla, son los cruceros trasatlánticos, con duración promedio de 15 o más días, resultado del traslado de flotas desde y hacia el Caribe o Europa por temporadas altas. Ello ofrece al viajero que, si goza de mayor tiempo, una oportunidad única de traslados relativamente económicos, con gran variedad de puertos de un extremo y del otro, con la salvedad que el zarpe incluye varios trechos en la mar, tema que en realidad no afecta la trayectoria, dada la infinidad de actividades a bordo, ofreciendo una oportunidad de descanso en relación al ajetreo de cruceros que anclan en destinos diversos cada jornada.
En nuestro caso en particular, al viajar a Europa, los efectos del jet lag por el cambio de horarios nos obligan a una trayectoria más extensa, por ejemplo, optando por la modalidad «back to back» donde continuamos el viaje en el mismo barco, con destinos diversos, normalmente de 9 días o más en cada uno de los dos tramos. Esta opción, aunque ideal, es algo difícil de encontrar en los periodos de mayor auge, siendo la regla su disponibilidad durante los meses de abril u octubre, considerados de época baja por el efecto del frío o lluvia.
Otra variable es el tamaño de la embarcación. Las compañías de cruceros típicamente impulsan sus barcos más nuevos y grandes a un mayor costo. Dependiendo de la ruta, por ejemplo, si viajamos a las islas griegas, resulta de mayor conveniencia un crucero más pequeño por la agilidad de desembarque y embarque y su apeo en los puertos, muchos de los cuales no gozan del calado para las grandes embarcaciones, que se ven obligadas al «tendering» o anclaje fuera del puerto, con su consiguiente tedio.
Tomando en cuenta todos estos factores, este año optamos por un crucero trasatlántico de 21 días originando en Miami con destino final Lisboa, Portugal, a bordo del Norwegian Sun, considerado de tamaño mediano, con solo una de sus 12 escalas con anclaje fuera de puerto.
Uno de los móviles por nuestra selección fue las escalas norteamericanas en los puertos de Nueva York y Newport, Rhode Island, considerado el poco frecuentado homólogo en la costa este de Santa Barbara en California, por la afluencia de veleros, su opulencia y mansiones en sus costas, gozando de una suculenta variedad gastronómica.
Posterior a varias jornadas en la mar, disfrutando de los fantásticos espectáculos y sus 15 restaurantes, aprovechando a diario para quemar calorías en su amplio gimnasio, atracaremos en tres puertos de las islas Azores y 3 en las islas Canarias, al oeste del desierto del Sahara, anterior a nuestro desplazamiento europeo con escalas en Gibraltar, Málaga y Sevilla anterior a nuestro desembarque final en Lisboa, capital de Portugal.
Usted, amable lector, si goza del tiempo ¿Por qué no se une, zarpando desde Miami el 31 de octubre? Recuerde que permanecer mucho tiempo en el mismo sitio oxida el alma y la falta de variedad enluta el corazón. ¡Anímese, vida solo hay una!