Minimum House. Casa minimalista de arquitectura japonesa
Arquitectura japonesa en dimensiones reducidas
Llamada Minimum House, esta edificación escasa en metros cuadrados, constreñida en su parcela tan de urbe nipona, también se muestra minimalista. Pero no en el sentido moral y tipológico de la ocultación de vergüenzas bajo una paredes blancas, lisas y ascéticas. Es minimalista en su reducción a mínimos materiales, tanto económicos como estéticos.
Así, se acaba conformando mediante una estructura de madera vista, planchas del mismo componente para muros y suelos, plástico corrugado en el exterior y una malla metálica, a modo de fachada impermeable a la luz, al viento y a la vida, que es lo que se cuela dentro. La joven familia con dos hijos que ha encargado este proyecto, es la que se ocupa de vestirla con sus pertenencias físicas y necesidades. Pronto, la Minimum House será menos catálogo de Muji, menos otra experimental Box House de Kazuhiko Namba y más casa en el árbol de IKEA, con todo tipo de vivencias convenientemente apiladas por las esquinas.
Una casa minimalista en tres niveles
Esta casa minimalista consta de tres pisos, dos de ellos de gran altura y dispuestos en diagonal; de esa manera, la iluminación que entra por el inmenso ventanal acaba por bañar el salón/cocina/comedor del nivel bajo. Este juego espacial hace que, lo que en principio son pequeñas habitaciones con instalaciones y armazones vistos, se sientan mucho más grandes y agradables de lo que pudieran parecer. Al desplazar estos dos volúmenes de mayor altura en diagonal, aparecen arriba y abajo dos zonas —de elevación más justa— que alojan los dormitorios en la planta superior y las áreas de servicio en la inferior.
La fachada evita la transitada calle yéndose hacia atrás, dejando un patio delantero drenado con caña de bambú y un acceso bajo un balcón en la parte superior. Una suerte de colchón permeable a la naturaleza que atenúa la actividad urbana. Al fondo, en el lado opuesto, la gigantesca vidriera abre el espacio doméstico a las nubes y se asoma a una gasolinera; eso sí, muy japonesa y ordenada. Esta es una de esas viviendas/cabaña que provocan un “esto me lo hago yo”, especialmente cuando ves la sencillez de sus planos, sus elementos simples, sus acabados industriales y sus instalaciones visibles.
Piensa uno que puede ir a su tienda de construcción y ponerse manos a la obra, unirse a un grupo floreciente de seguidores de esta edificación a favor de la eficiencia energética, la simpleza, la seguridad ante huracanes y terremotos, la economía real y, sobre todo, un sentimiento de calidez hogareña que pocas veces dan materiales más nobles ni cientos de metros cuadrados extra.
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Norihisa Kawashima, fundador de Nori Architects, multipremiado por sus trabajos en arquitectura medioambiental y sostenible con base en la tradición japonesa.