Modernidad en arquitectura | El Heraldo de Aguascalientes
Por J. Jesús López García
La Edad Moderna en la historia de la humanidad se identifica en el periodo entre mediados del siglo XV y el fin del XVIII, dando por terminada la era medieval e iniciando la contemporaneidad. En cuanto a la arquitectura moderna, nos referimos a la producción de la disciplina que inició en los años veinte del siglo pasado y que involucrada con muchos movimientos de vanguardia, fue definiendo su composición, forma y materiales con base en la experimentación y la revolución de los géneros arquitectónicos en aras de una racionalidad funcionalista como signo de la contemporaneidad comprometida con el progreso.
No debemos confundir “arquitectura moderna” con el término “modernista” pues dependiendo del país ésta designa a diferentes expresiones tales como Modern Style en Reino Unido, Jugendstil en Alemania y países nórdicos, Art Nouveau en Bélgica y Francia, Liberty o Floreale en Italia, Nieuwe Kunst en Países Bajos, Sezession en Austria y Modernismo en España.
En Aguascalientes, la modernidad constructiva o modernidad técnica traída por la industrialización inicial en nuestra ciudad con la instalación de la Gran Fundición y los talleres del Ferrocarril, ambas empresas de capital norteamericano y que trajeron consigo maneras diferentes de organizar territorial, urbanística y arquitectónicamente a los nuevos y grandes centros laborales que poseían la fuerza de cambiar de igual manera al lugar en que se instalaban, por ello cuando llegaron a la ciudad esas grandes fábricas, transformaron de manera radical la vida en nuestra ciudad, y de paso establecieron los principios para las grandes transformaciones que ocurrieron a lo largo del siglo XX.
La capital aguascalentense multiplicó el número de sus habitantes y su extensión creció de manera explosiva. La nuestra es una ciudad diversa y heterogénea, más moderna que tradicional, aunque de algunos rasgos modernos hemos hecho tradición, en cuya construcción vemos múltiples de las improntas traídas a Aguascalientes, primero por esa idiosincrasia moderna llegada con la industrialización, y luego por la consolidación a la que le hemos sometido.
El uso extensivo del ladrillo cocido, el cemento, el concreto armado y el acero, son ingredientes indispensables en la construcción moderna local, lo que nos habla de una apropiación que aún está por evaluarse en su eficacia. Adobe, madera y piedra han ido en desuso, y sin embargo les seguimos tomando por propios. Pero a esa otra arquitectura, a veces simple, a veces fría, adscrita a la modernidad, debemos conocerle pues fue la primera abanderada en la construcción de una ciudad contemporánea como la nuestra.
No obstante muchos han sido demolidos, y los que quedan en pie son fieles testimonios de arquitecturas modernas paradójicamente pasadas. Las plantas libres de vanos corridos, las estructuras independientes a las fachadas son conceptos enunciados por el arquitecto Le Corbusier (1887-1965), y que no se realizaron en estos edificios por afinidad estilística, artística, conceptual e intelectual, sino por el simple pragmatismo de llevar a cabo una obra sencilla y bien construida. En ese sentido, estos ejemplares son buenos ejemplos de arquitectura moderna que hoy en día experimentan una segunda vida al ser reutilizados para funciones distintas a las que fueron dedicados originalmente.
Salas de convenciones, de usos múltiples, oficinas, escuelas y museos, lo que mantiene vigente la adaptabilidad de su modernidad. Esto es un proceso que se aprecia en múltiples construcciones fabriles: el museo Dia Beacon en Nueva York, fue la fábrica de galletas Nabisco, tal como el MECA de Aguascalientes fue la nave en que se fabricaban carros del ferrocarril. La apropiación es pura tradición moderna. Para todo lo anterior expuesto basta poner como ejemplo el edificio anexo al de la Estación, que muestra claramente su filiación arquitectónica moderna.