Reseña de «Reyes de la Tierra Salvaje» de Nicholas Eames
… but I like it!
«Reyes de la Tierra Salvaje» de Nicholas Eames supone el estreno del sello Gamon Fantasy en las librerías. Una apuesta editorial por todo tipo de fantasía que arranca de la mejor de las maneras: «Reyes de la Tierra Salvaje» es pura aventura, basándose en los tópicos del género pero añadiendo una capa sentimental, de fraternidad y nostalgia (bien entendida) para relatar la última aventura de la mejor banda de guerreros que ha existido jamás.
Larga vida a Saga.
El argumento.
Clay Cooper y su banda fueron los mejores entre los mejores, el grupo de mercenarios más temido y con mayor reputación a este lado de la Tierra Salvaje. Sus días de gloria quedaron atrás cuando los mercenarios se separaron.
Envejecieron, engordaron, se convirtieron en unos borrachos o una mezcla de cualquiera de esas tres cosas. Pero todo cambia el día en que uno de sus excompañeros aparece en la puerta de la casa de Clay para suplicar ayuda. Su hija está atrapada en una ciudad sitiada por un enemigo que los supera abrumadoramente en número y está sediento de sangre. Rescatarla es una misión que solo aceptarán los más valientes o los más imbéciles.
Ha llegado la hora de reunir a la banda.
Clay Clooper fue uno de los líderes de Saga, la mejor banda de aventureros que ha existido. El tiempo pasa para todos, la banda se disolvió, el mundo ha cambiado y Clay se ha dedicado a vivir en paz, crear una familia y envejecer a un ritmo cómodo.
Lo normal.
Hasta que Gabriel, su mano derecha en Saga, toca a su puerta y le pide ayuda. Un tipo de ayuda que Clay no puede rechazar, aunque eso suponga dejar a su familia, recoger a su fiel escudo de la pared, salir a los caminos para cumplir un misión poco más que imposible y, por el camino, recoger al resto de la banda… estén donde estén.
Y hasta aquí puedo y quiero leer.
La novela, pese a un planteamiento que parece bastante común y sencillo, guarda bastantes sorpresas, un gran ritmo y un desarrollo muy interesante que merece la pena ir descubriendo con su lectura.
Referentes, aventura y humor.
Nicholas Eames cimenta su primera novela sobre tres bases: los referentes, la aventura y un sentido del humor y la nostalgia muy especial.
«Reyes de la Tierra Salvaje» es un compendio de todos los elementos típicos de la fantasía: fuertes guerreros, enormes amenazas, posadas, frondosos bosques, magia y seres fantásticos. El equivalente de bucear en un manual de D&D, en los libros de Tolkien, la Dragonlance, un poco de grimdark y bastante folclore. Todas las clases de personajes están representadas, desde guerreros hasta pícaros y magos, con sus clásicas características. Las amenazas son también ricas y variadas: la galería de personajes y enemigos, humanos y monstruosos, no deja descanso.
Esos referentes que Eames pone al frente de su novela carecerían de gran parte de su interés si el relato no destilase épica y sentido de la aventura en cada capítulo. Y «Reyes de la Tierra Salvaje» cumple holgado ese requisito. Hay aventuras, un sentido muy especial de la épica, desde grandes batallas a escaramuzas en los caminos y un descubrimiento, casi continuo, de nuevos elementos. Siempre aparecen nuevos parajes, nuevos personajes, referencias al pasado de Saga y una amenaza constante para el avance de nuestros protagonistas hacia su objetivo, hacia su misión imposible.
Tenemos aventura y claros referentes; el siguiente eslabón de la cadena sería su sentido del humor y las sensaciones que transmite. «Reyes de la Tierra Salvaje» aporta la interesante comparativa entre bandas de aventureros y bandas de rock. Hacen giras, tienen fans, un estilo propio, representantes, etc. Pero los tiempos han cambiado: mientras que Saga se iba por una gira interminable por la Tierra Salvaje, los nuevos grupos prefieren llenar estadios en grandes ciudades, arenas de combate llenas de peligrosos monstruos. La gira interminable por el mundo contra los festivales llenos de bandas que tocan poco más de una hora. Eames aplica esa comparativa pero no se queda en el mero apunte general, lleva el juego al detalle, dejando guiños y juegos de palabras para los aficionados a la música, en general y al rock, en particular. Sin ir mas lejos, Clay Cooper recibe el apodo de Mano Lenta…
«Reyes de la Tierra Salvaje» es una excelente novela de fantasía autoconclusiva. Un paseo por lo mejor de los tópicos del género, con un interesante aire fresco, aportado por su sentido del humor y un desenfreno en sus propuestas, que no deja de crecer hasta su explosivo tramo final.
Un fresco sentido del humor recorre toda la novela, desde las conversaciones entre personajes, pasando por enredos, algunos running gags, los nombres y apodos de personas y lugares y una larga lista. Y, de la mano de ese humor, Eames articula un interesante sentido de la nostalgia y de la fraternidad. Nada de añorar en exceso los tiempos pasados: la banda es consciente que los tiempos han cambiado y ellos han dado un paso al lado. Aún así, teniendo en cuenta sus arrugas, canas y tripas, saben que la experiencia es un grado y que no hay añoranza que valga.
Nicholas Eames hace uso de un estilo ágil, con capítulos no demasiado largos, que a veces parecen aventuras autoconclusivas dentro de un hilo argumental común. Sabe imprimir un ritmo rápido cuando la situación lo necesita pero rebaja esa intensidad bajo otras condiciones. Quizás, en su conjunto, no brille tanto debido a la acumulación de eventos en algunos puntos, que convierten la lectura en un correcalles pero la sensación final es muy buena.
«Reyes de la Tierra Salvaje» es la carta de presentación del sello Gamon Fantasy y la primera impresión no puede ser mejor. Tapa dura con sobrecubierta, respetando la ilustración de la guarda en la propia tapa, no es un tomo pesado (a pesar de las más de 500 páginas), buen tamaño de fuente, una interesante declaración de principios inicial y… ¡mapas! También hay que mencionar la traducción al castellano de David Tejera Expósito (otra más) que ha sabido manejarse entre referencias, terminología del folclore del género fantástico, los nombres de personajes y bandas y ese fino sentido del humor. Otro trabajo excelente.
En definitiva.
«Reyes de la Tierra Salvaje» es una novela de primeras veces: la de su autor, Nicholas Eames y la de Gamon, su editorial en castellano. Y la sensación ha sido excelente.
La primera entrega de las aventuras de la banda y del mundo creado por Eames es una excelente novela de fantasía autoconclusiva. Un paseo por lo mejor de los tópicos del género, con un interesante aire fresco, aportado por su sentido del humor y por un desenfreno en sus propuestas, que no deja de crecer hasta su explosivo tramo final.
También hay espacio para los sentimientos, la melancolía y la nostalgia de este grupo de aventureros envejecidos, cansados de patear caminos y culos de enemigos, pero que se deben de reunir para una última aventura.
Y menuda aventura.
Una tremenda sorpresa, un intento de refrescar el género fantástico sin tocar sus raíces, a la vez que se convierte en un canto de amor al mismo.
Olvidar a la banda va a ser difícil.
El año que viene Gamon nos traerá «Bloody Rose», una nueva aventura en el mismo mundo de Nicholas Eames.
Ya estoy tachando los días del calendario.