Silencio cómplice tras garrir de #Guacamaya
Con la revelación de miles de archivos confidenciales de la Secretaría de la Defensa Nacional por #Guacamaya, un grupo de hackers, el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha respondido con un silencio cómplice; no ha desmentido la veracidad de esa información filtrada, que incluye desde espionaje a civiles hasta delitos graves; con ello ha confirmado la vulnerabilidad de la seguridad cibernética del Ejército y por tanto de la seguridad interior de nuestro país.
Al ser cuestionado sobre el hackeo, el presidente minimizó el tema, “saquen lo que quieran, tengo un escudo protector”, dijo desde el púlpito de su conferencia mañanera, donde solo él tiene la razón. Nada ha dicho de lo escandaloso que es que nuestras Fuerzas Armadas utilicen su poderío y recursos para adquirir un complejo sistema de espionaje para vigilar a periodistas, a defensores de derechos humanos, a críticos u opositores, como él los llama.
Nada se ha dicho de los mil 643 militares que durante 2019 y 2020 han vendido armas, granadas, uniformes; filtrado documentos y han cometido robos, extorsiones y negocios con miembros del crimen organizado, según datos filtrados por #Guacamaya. El silencio cómplice o “escudo protector” ha cubierto lo mismo a la “tropa” que a los altos mandos.
Quizá lo de menos son las explicaciones sobre escándalos mediáticos, lo importante es saber qué medidas están tomando con revelaciones como la ubicación de capos y sus mansiones, posibles hechos de corrupción o el seguimiento de peligrosos criminales.
Lo que preocupa es la pasiva reacción de nuestras Fuerzas Armadas, que a sabiendas de lo que ocurre en sus cuarteles lo deje pasar o en su caso, no informe sobre las medidas que ha tomado para evitar que siga ocurriendo. Si cualquiera pueda violar la seguridad cibernética de la Sedena, una de las dependencias más sólidas de nuestro país. ¿En qué país estamos?
López Obrador ha puesto en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional atribuciones que no le corresponden, los ha puesto a construir aeropuertos, trenes, repartir vacunas, les ha adjudicado la importantísima labor de la seguridad; “¿quién más sino son las Fuerzas Armadas?”, ha cuestionado el presidente y es que el Ejército y la Marina son dos de las instituciones más confiables para todos los mexicanos, eso es innegable pero precisamente por esto resulta fundamental para el país que la institución de mayor credibilidad no quede vulnerada ante la ciudadanía.
Es imprescindible que la información de seguridad nacional se resguarde con eficiencia, que las revelaciones que exhiben posibles excesos en el uso de las facultades se sancionen y se conozca a los responsables.
En la vida democrática e institucional, todos los funcionarios de cualquier nivel, estamos obligados a la honestidad y la transparencia. Hoy más que nunca necesitamos unas Fuerzas Armadas fuertes para combatir lo que aqueja a nuestro país y no del lado del crimen, el abuso y la inmunidad.
Por Luis Mendoza Acevedo
Diputado Federal (PAN)
Distrito 15, Alcaldía Benito Juárez
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MAAZ