Son todos los que están… pero no están todos los que son
Información proveniente de Alemania da cuenta del juzgamiento y condena de una anciana, Irmgard Furchner, de 97 años de edad,
Mauricio Aliskevicius
Acusada de complicidad en parte de los asesinatos de los nazis en campos de concentración durante la segunda guerra mundial.
Lo positivo de esta condena se puede resumir:
a) los crímenes del nazismo y sus colaboradores no tienen fecha de caducidad. Por lo tanto, no importa la edad de los acusados, ese tema no debe darnos lástima porque ellos tampoco tuvieron lástima de sus víctimas. Se puede decir que una secretaria de 18 años nada podía hacer contra la organización nazi, pero si todas las secretarias se hubieran negado, si todos los verdugos y soldados hubieran dicho no…
b) se confirma que “la justicia tarda, pero llega”, aunque no llegue a la totalidad de culpables, porque en este caso más del 50% de la población alemana y muchos colaboracionistas de otros países europeos y asiáticos deberían ser condenados también por complicidad.
Vayamos ahora a la parte negativa:
a) los más importantes responsables no son los que se están juzgando. La mayoría murió ya, muchos viviendo en la opulencia, con documentación falsificada, otros fueron protegidos por los mismos aliados que ganaron la guerra, especialmente los científicos.
b) nunca fueron tocados los grandes responsables de las industrias que ayudaron al ejército nazi, no se les quitó nada de lo ganado gracias a la guerra, ni se les intentó juzgar o por lo menos dar sus nombres para que los juzgue el mundo entero y por lo menos tengan como castigo el desprecio de
c) nunca se les exigió a los pobladores europeos la devolución de las propiedades confiscadas o robadas a las víctimas. Estamos hablando de millones de viviendas de quienes fueron asesinados, solamente de vez en cuando aparece alguna devolución de una obra de arte, una milésima (o millonésima) parte de lo realmente apropiado indebidamente.
Estos juicios a ancianitas de 97 años porque fueron empleadas administrativas en su juventud, y trabajaron en campos de concentración y exterminio, cumplen con la función de demostrar que, si bien no fueron culpables directas, ayudaron a que se cumplan las órdenes de exterminio.
Pero lo más grave es que estos juicios también ayudan a olvidar y que no sean juzgados los que tuvieron más responsabilidad. Los fiscales deberían investigar y acusar -por ejemplo- a dueños y directivos de empresas como Daimler-Benz, BMW, Bayer, Kodak, Coca-Cola, Nestlé, IBM, Adidas, Volkswagen, Messerschmidt y tantas más. Los delitos materiales -además de los morales- fueron: enriquecimiento indebido, utilización de personal esclavo, complicidad en los millones de asesinatos, etc.
Es muy simple localizar a los posibles acusados, los que todavía viven los encontrarán dirigiendo las mencionadas empresas, o viviendo en aquellos sitios donde no cualquiera tiene suficiente nivel económico para habitar.
Algunos de ellos serán más fáciles de encontrar porque se mantienen en la política, en los cargos más importantes. Hasta un ex secretario general de Naciones Unidas.
Y si quieren encontrar a los mandos medios, los que se enriquecieron en la guerra, pero en un grado algo menor, basta pasearse por zonas de Argentina como Bariloche y Carlos Paz, y otras zonas no lejanas dentro de Paraguay y de la selva amazónica. Encontrarán cantidad de mansiones rodeadas de altos muros, protegidas por enormes (y adiestrados) perros doberman o rothweiler, y si van en excursiones guiadas, los mismos guías turísticos se encargarán de decirles que no miren hacia dentro de esas mansiones “porque a los dueños no les gusta”.
¿Hace falta mirar la película “Argentina 1985” para ver la historia real de un fiscal a quien metieron en una trampa, pero supo ponerse en su lugar y condenar a toda la cúpula militar de la última dictadura en Argentina? ¿Hace falta leer en la prensa la historia del hotel en Paraguay donde se festejaba año a año el cumpleaños de Adolf Hitler?, ¿O leer la historia de otro hotel “alemán” en Paraguay que ahora se supone construído sobre un bunker donde está la tumba real de Hitler?
Si los fiscales alemanes realmente quisieran, de todo lo mencionado sacarían una lista de miles de posibles candidatos a prisión por delitos relacionados con el holocausto.
Y los fiscales del Tribunal Internacional, dejando a un lado los horrores del nazismo, podrían dedicarse a investigar otros horrores que suceden a diario mientras este tribunal mira hacia un costado. Para empezar, tienen: Siria y las muertes por armas químicas por parte de El Asad, Erdogan y las muertes de los disidentes y en especial los kurdos, Irán y las muertes a los disidentes y a minorías religiosas, las “operaciones especiales” de Vladimir Vladimirovich Putin que van desde las masacres en Ucrania hasta el “misterioso” envenenamiento de disidentes en cualquier parte de Europa.
Mientras no haya un cambio de actitud, la Corte Penal Internacional al día de hoy está en un nivel moral por debajo del que demostró la FIFA. Pero no hace falta hablar de fútbol, si tenemos un ejemplo más elocuente en lo que se está descubriendo en el parlamento europeo.
¿Es que nada hay que sirva? Las ideologías demostraron que no sirven (palabras del ex presidente uruguayo José Mujica), la ONU y todas sus ramificaciones están demostrando que no sirven, la OTAN está demostrando que no sirve (pregunten a Zelensky), la FIFA no sirve por más que hayan expulsado al anterior presidente Joseph Blatter, el VAR -nueva maravilla técnica- no sirve porque quienes lo manejan son seres humanos y ya se vio en el reciente mundial que árbitros en la cancha y técnicos del VAR incidieron más en los resultados que el juego en sí.
Terminamos con la frase que decía el gran humorista Andrés Redondo al terminar sus “informativos” satíricos en la TV uruguaya: “pero no se preocupen, ya vendrán tiempos peores”.