Tentáculos y distopía. Arte contemporáneo en Dream On
Ni más ni menos que una celebración total del arte en un entorno público. Con todo lo que ello supone. Solo así el comisario de la exhibición, Dimitris Paleocrassas, ha logrado reunir obras tan icónicas, amén de que, una vez que acabe la exposición Dream On, todas ellas se donarán e irán a parar a cuatro museos de tres países distintos en dos continentes diferentes: el Museo Nacional Griego de Arte Contemporáneo, el Tate Modern de Londres, el Museo Solomon R. Gugenheim de Nueva York y el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago.
De tentáculos y otras fantasías en Dream On
Si hay que destacar una obra de Dream On, por su lugar casi central y por sus múltiples lecturas, es Palms, de John Bock. Un coche descapotable antiguo, paradigma de ese American Way of Life de mediados del siglo pasado de cuyo motor, como enigmática metáfora de la celeridad de nuestros tiempos, saltan por doquier unos tentáculos rojos que arrasan con todo lo que hay a su paso, así sea la infancia o la tecnología.
También en ese punto de la Fábrica Pública de Tabaco aparecen dos formas muy distópicas de reimaginar un futuro cercano o un presente con tintes de fábula: Credit Card Destroying Machine, de Michael Landy, y Greetings from the Gutter/Avoiding the Inevitable, de Damien Hirst. El primero desde el caos y el segundo, desde la alegoría casi de postal, nos hablan del deterioro anárquico y vulgar de quienes con relación a lo que nos rodea.
Una exposición griega de arte contemporáneo
Paleocrassas ha explicado que esta es la primera vez que se muestra en Grecia una cantidad tan grande y, a su vez, notoria, de piezas a gran escala de la Colección D. Daskalopoulos. Entre estas también se incluyen Tomato-Head, de Paul McCarthyola moderna cueva Cavemanman que Thomas Hirschhorn hizo con cinta adhesiva, cartón, libros, carteles y latas. Asimismo, hay que tener en cuenta que el complejo cuenta con otras esculturas reconocidas como la dualidad Dependance/Independance, de la francesa Annette Messager, la acongojante habitación Exhuming Gluttony: A Lover’s Requiem, de la keniata Wangechi Mutu, o el extraño jardín Piss Flowers, de Helen Chadwick.
Por último, Grecia se representa a sí misma con Mercedes S500, Uintitledy The Room, de Martha Dimitropoulou, Anna-Maria Samara y Alexandros Psychoulis, respectivamente. Y Kostas Ioannidis, quien ha creado una obra de audio que recorre el recinto y que llega a los visitantes en un lenguaje de silbidos.
Recientemente, el Kunstmuseum de Wolfsburgo realizó toda una exhibición donde la luz y su ángulo político eran el eje vertebrador.
Del 8 de junio al 27 de noviembre en la Fábrica Pública de Tabaco de Atenas.
Al Museo Nacional Griego de Arte Contemporáneo, el Tate Modern de Londres, el Museo Solomon R. Gugenheim de Nueva York y el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago.