Una vivienda cooperativa catalana gana el premio emergente Mies Van der Rohe 2022
El proyecto de vivienda cooperativa La Borda ha ganado el premio Mies Van der Rohe 2022 en la categoría emergente este martes. Este inmueble, construido en el barrio de Sants de Barcelona en 2018, es obra de la cooperativa catalana de arquitectos Lacol.
Cristina y Ernest son dos de los arquitectos que han participado proyecto. Para ellos, este es una oportunidad para fomentar otras formas de vivir.
Cristina Gamboa, una de las arquitectas, explica que esta es: «La primera oportunidad para repensar realmente cómo podríamos establecer un modelo no especulativo de accesos a la vivienda en Barcelona y promover otras formas de convivir y generar comunidad».
Una iniciativa transgresora:
Este premio, concedido cada dos años por la Unión Europea y la fundación del mismo nombre, está dotado con 60.000 euros. Este año, el proyecto de los arquitectos compitió contra una lista de 532 obras procedentes de 41 países.
El jurado ha calificado la iniciativa de La Borda como «transgresora en su contexto porque, aunque la producción de viviendas está dominada principalmente por intereses macroeconómicos, en este caso, el modelo se basa en la copropiedad y la cogestión de recursos y capacidades compartidas».
Según su valoración, «el modelo va más allá del proyecto concreto de vivienda cooperativa: el estudio funciona también como una cooperativa en la que 14 profesionales con diferentes trayectorias ofrecen un modelo a seguir y una herramienta activa para promover el cambio político y urbano desde dentro del sistema, basado en la sostenibilidad social, ecológica y económica».
Una vivienda cooperativa no es una comuna
Ernest Garriga, uno de los arquitectos de la cooperativa, afirma: «Vivir aquí también es más barato que vivir en otras casas, en casas individuales, como el hecho de tener ciertas cosas colectivas, como la lavandería»
Cristina y Ernest también viven en este edificio inaugurado hace 5 años. Para todos aquellos que tengan dudas, ambos recalcan que una vivienda cooperativa no es una comuna, pero aunque no sea obligatorio convivir, sí que hay que participar.